Estabilidad en tiempos convulsos

Estabilidad en tiempos convulsos RAFAEL CARMONA

POR R. C. M.

ABC recoge el testimonio de varios cordobeses que han logrado un trabajo seguro pese a la crisis

DICEN que el trabajo dignifica, si es digno. No había pasado ni una semana desde que su prestación por desempleo se agotó cuando una llamada acabó con todas sus incertidumbres, sobre todo las económicas e hipotecarias. «Llevaba dos años en el paro, encontrar un trabajo lo veía como algo inalcanzable teniendo en cuenta la situación del mercado laboral y del país. Tenía listos los papeles del Plan Prepara porque, aunque llevo en mi profesión desde el 2001 y confío en mi trabajo, las esperanzas eran mínimas. Fue una pasada cuando Encorclima me ofreció mi actual puesto de trabajo», cuenta Jonathan Sánchez.

Como otros muchos que han perdido su empleo durante la crisis, este cordobés de 32 años llegó a ver su autoestima y valía muy dañada —a pesar de llevar la mitad de su vida dedicado al sector del frío industrial y la climatización— al no encontrar una nueva oportunidad laboral. «Que me ofrecieran un contrato indefinido supuso para mí, por una parte, sentirme valorado por la empresa, ya que demuestra confianza en mí y en mi trabajo, y por otra, tranquilidad en el terreno personal. Después de vencer mis dos contratos temporales de tres meses, me animó mucho poder volver a la normalidad sin tener que estar pendiente de los plazos», añade .

En cuanto a las claves para conseguir un empleo en tiempos tan difíciles, además de la suerte, que siempre es un valor añadido, Jonathan lo tiene claro: «Se lo puse fácil al empresario, le ofrecí disponibilidad y polivalencia. Pongo en práctica toda mi experiencia y, claro está, me sacrifico todo lo que puedo por la empresa. Gracias a esto conseguí salir de las listas del paro. Sólo deseo crecer como profesional y que crezca la empresa para la que trabajo».

En estas ideas coinciden aquellos que han conseguido lo que parece un imposible: un trabajo estable a pesar de la crisis. Un contrato indefinido aporta tranquilidad y estabilidad, algo esencial para afrontar el día a día con pensamientos más positivos; es esa mano a la que agarrarse para poder perseguir los sueños, innovar y crear proyectos. También alivia esas inseguridades que, en muchos casos, cuando la situación del desempleado está al límite, acaban minando todas las aspiraciones no sólo profesionales, sino también personales.

Además de lo puramente económico, un contrato indefinido concede eso que a veces resulta tan complicado y es que el trabajador se sienta valorado por parte del empresario.

Esto defiende Lola Prieto, recién contratada por la cadena de gimnasios OKMás, que está a punto de abrir sus instalaciones en Córdoba capital. «Tras toda una vida dedicada al deporte, he aterrizado en una empresa donde me siento cómoda y valorada. No sólo se han adaptado al número de horas que necesito trabajar, lo que es perfecto para conciliar mi vida laboral y familiar, sino que me han ofrecido un contrato indefinido», afirma.

Para ella, según relata, «supone mirar con seguridad y confianza al futuro y por supuesto un agradecimiento infinito hacia las personas que me han contratado. Una empresa que confía en mí desde su inicio, con este tipo de contrato, hace que la ilusión y las ganas de trabajar se dupliquen. Ésta es una sensación que comparto con mis nuevos compañeros», asegura esta madre de familia, de 42 años.

Es una monitora polivalente, ya que es instructora de Ciclo Indoor, de Pilates nivel I y II, de Zumba y TRX, además de entrenadora personal. Lola comenta que no es la primera vez que la aseguran en un gimnasio, aunque nunca le habían ofrecido este tipo de convenio. «Sí he estado contratada en otro gimnasio, donde además tengo que decir que recibí un trato excelente, pero nunca me habían hecho un indefinido con lo que me siento muy valorada y entusiasmada. No es lo normal en este sector, de hecho he estado trabajando hasta en cinco gimnasios donde no me ofrecían contrato, y tuve que darme de alta como trabajadora autónoma».

Ahora, gracias a la oportunidad que le ha brindado esta empresa, esta empleada afirma que «puedo pensar en un futuro estable y como dije antes las ganas de trabajar aumentan. La posibilidad de ajustar gastos y saber que cuentas con el respaldo de una empresa es un lujo, y no puedo dejar de agradecerlo», puntualiza.

Y es que es una realidad que aún quedan empresarios que confían en el trabajo estable, que más allá de los números se decantan por los muchos beneficios que engloba la palabra equipo. Ana Oñoro, dueña de la guardería Pasitos, ubicada en el barrio de Fidiana, defiende esta idea. «Contraté a mis dos profesoras tal y como establece nuestro convenio. A los dos años ni me planteé la idea de dejarlas en la calle y las hice indefinidas. He valorado mucho más el trabajo realizado, la experiencia y la formación de mis dos trabajadoras, porque se lo merecen y, por supuesto, pensando en mis alumnos y en la tranquilidad de los padres, que encuentran en mi centro ese clima de confianza necesario», asegura la empresaria cordobesa, de 35 años.

«Valorados»

Diplomadas en Educación Infantil y técnicos en Educación Infantil, Inma de la Rosa, de 36 años, y Loli Sánchez, de 33, confiesan sentirse «satisfechas» y «valoradas» por parte de su jefa. «Desde que terminé mis estudios estoy dedicada al mundo de los niños y me siento muy feliz de poder desempeñar mi profesión con una estabilidad que me permite disfrutar y no temer al futuro», cuenta la primera. A lo que añade su compañera: «Sin miedos ni inseguridades ejerces mucho mejor tu labor. La ilusión siempre es más si la empresa para la que trabajas confía en ti. Está claro que, de forma inevitable, esto influye en la autoestima y en el bienestar de los niños, que es lo más importante». La contratación indefinida encadena ya varios meses de incremento, según datos del Gobierno. Una dinámica muy favorable para la mejora sostenible del mercado de trabajo y, por supuesto, para las familias, ante las que se abre un amplio abanico de posibilidades gracias al empleo estable.

Un puesto de trabajo indefinido no sólo es esencial para una mayor estabilidad económica, sino que además sirve como un bálsamo inmejorable de cara a las preocupaciones del futuro, cada vez un poco menos incierto. Aunque es inevitable hablar de cifras, una palabra inherente a la situación económica y laboral del país durante toda la crisis, esta subida de contrataciones estables se traduce en un sentimiento, en una notable mejora en la calidad de vida de familias que ahora afrontan el día a día con mayor seguridad y entusiasmo.

El país va dando pasos al frente y los números actúan como su mejor impulso. El clima de confianza entre los trabajadores y las empresas empieza a templarse. ¿Por qué? Las razones son variopintas: desde la fuerza de los incentivos a la apuesta por la experiencia y la formación, que en la mayoría de los casos no juegan a favor de los contratos temporales. Personas con nombre y apellidos que han conseguido lo que, hace unos meses, era inalcanzable: estabilidad laboral en su ciudad. Un concepto que, a estas alturas, queda bastante lejos del sibaritismo.

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