EL ESTILITA

GAUDETE IN DOMINIO

JAVIER TAFUR

Hoy, el futuro del poder es, exclusivamente, cosa de ellas. Ellos están a verlas venir

HOY es un día para alegrarse en el Señor. Es el día de los precursores, de los que, pese a todo, dicen que hay esperanza. En él, según el evangelio, Cristo anima a Juan a que persevere y anima a los demás a que sigan a Juan, que es el más grande hombre nacido de mujer, aunque sea el más chico en el Reino de los Cielos. También es el día en el que Isaías nos anuncia, con bellas palabras que recorren la naturaleza desde el yermo a la primavera, que alguien vendrá con la misma a resarcirnos de nuestras cuitas, que no son estériles sino en la medida en que nos abandonamos a ellas.

Viene a cuento ahora, relativamente, porque las cuentas de la macroeconomía salen y las de la microeconomía no. es decir, que los grandes vuelven a ganar y los pequeños tendrán que esperar, o sea, que estamos como casi siempre. Dicho sea con la intensa credibilidad que irradia Rajoy, similar a la del fuego frío de un ensayo pirotécnico. Rajoy es el Bautista, alto, seco y barbado, que proclama que la crisis se ha acabado y el Mesías está pronto, probablemente porque le gustaría otra vez serlo, pese a que todo el mundo sepa que no lo es y vea —puestos a ver— en Soraya a la Salomé que ofrezca su cabeza en una bandeja al rey —dicho sea con todos los respetos— para que la sucesión que España necesita sea posible. Hay que matar al de antes para que venga el de después. Nunca ha fallado en la historia este perogrullo. El antiguo testamento ha finiquitado y ha de venir uno nuevo. Y todo el mundo espera que el trance sea limpio. Incluso Pablo Iglesias, que no quiere gobernar sino ser la oposición y refundar el partido al que por nombre se obliga. Soraya y Susana, que no son mártires, lo saben y parecen dispuestas a dar ese paso extremo, como mujeres, del que los hombres desconfían. Ninguna de las dos da un chavo por sus líderes —uno por amortizado y otro por mal inaugurado—. Ninguna de las dos piensa más que en sí mismas. La posibilidad de que dos mujeres lleguen al poder en España estremecerá a más de uno, pero no a los que hemos visto con fervor la serie de Isabel la Católica. Creo sinceramente que la jugada está en manos de ellas y que ellos están, como mucho, a verlas venir.

Verlas venir es la enseñanza del Adviento. También en Córdoba. Nieto es como Rajoy. Se ha quedado en precursor de alguien que sea capaz de cumplir su programa. No debe presentarse porque sería desleal a sí mismo y porque, al menos, otros irían a la ocasión sin cargas y con su renuncia de simbólico bagaje. Gente joven y fuerte tiene. No quiero dar nombres por no crucificarlos antes de tiempo. Pero en el maremágnum que se nos presenta en las próximas elecciones municipales con seis opciones, como poco, asomando la cabeza, lo mejor sería que salvara la suya reservándola para el Senado, allí donde todos duermen el sueño de los justos.

No obstante, que se alegre en el Señor, porque muchos, casi todos, no han tenido la oportunidad de ser alcaldes de Córdoba...

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