entrevista

Juan Serrano, «Finito»: «Vuelvo a Córdoba por calidad de vida»

El diestro habla por primera vez de su regreso a la capital cordobesa, donde tiene la intención de «construir un hogar»

Juan Serrano, «Finito»: «Vuelvo a Córdoba por calidad de vida» roldán serrano

v. m.

A Juan Serrano, «Finito de Córdoba», se le adivina una segunda juventud que quizá no sea más que la prolongación de la primera. Es un torero veterano, reputado en el escalafón, que mantiene su particular aroma taurino, que mantiene su esencia en la forma artística. Sigue sintiéndose puro gracias a un estilo propio y ahora más refinado en cuanto a técnica. Porque la veteranía es un grado. El torero de El Arrecife, en cambio, parece otro sin dejar de ser el mismo. Ahora, ha decidido volver a casa, instalar su residencia en Córdoba «por calidad de vida», apunta.

Acaba de concluir una nueva temporada que deja atrás con veintiséis paseíllos entre los producidos en España, Francia y el continente americano. Ha sido un año interesante donde han sucedido cosas tremendamente imprevistas.

-Han ocurrido sucesos antes nunca vistos. Y me refiero a su incomparecencia en Córdoba, a esa conferencia de prensa que ofreció… No toreó en su tierra.

-Es una espina que tengo clavada. Que se haya consentido o que se le haya permitido a un gestor de una plaza que haya tenido semejante trato con una afición, con una ciudad, con la propiedad de la plaza, con los toreros… Me parece patético. Para mí ha sido tremendamente duro. Una empresa que, además, se ha ido casi sin dar explicaciones.

-Se le nota dolido.

-Y fíjese que lo avisé. Se lo dije incluso a los propios compañeros. Pero, en ese sentido, no vi unión ni apoyo. Como expliqué, iba viendo que se acortaba mi plazo (en alusión a la negociación con la empresa) y que la historia no se resolvía. Si me hubieran tratado de manera caballerosa, nunca hubiera entrado en detalles. Pero me obligaron a hacerlo, a dar esa rueda de prensa porque me sentí traicionado.

-¿Esas cosas se pueden perdonar?

-Puedo llegar a perdonar, pero no olvido. Con cualquier persona que haya tenido un problema me puedo dar un abrazo y volver a hablar de nuevo. Pero tiene que saber rectificar. Si no rectifican, no me vale. He dejado de actuar en mi tierra y eso duele. Ha sido un mal trago.

-Pero, ¿volverá a torear en Córdoba?

-Volveré a torear, por supuesto. Tengo esa ilusión y las mismas ganas.

-Hablando de la plaza, ahora que se busca a un nuevo gestor para Los Califas, ¿usted se ha planteado alguna vez ejercer de empresario como han hecho otros compañeros?

-No he pensado en ello del todo, aunque se me pasa por la cabeza. Estando en activo, en cualquier caso, no es fácil. No sería sencillo que la gente lo encajara y lo aceptara. Tiempo habrá. Una vez decida descansar, quizá.

-Habla del futuro descanso. ¿Está cerca?

-No lo sé. De momento, estoy muy feliz y me siento con fuerza. Siempre digo que el día que no me vea capaz con el toro bueno, ese día tendré que plantearme dejarlo.

-¿Hacia dónde cree que va el toreo en España?

-Siendo sincero, lo veo complicado si seguimos así. En nuestro país están mal casi todos los sectores, pero el ámbito del ocio es uno de los más afectados por la crisis. Necesitamos reestructurarlo de alguna manera. Hay que reunir al sector y corregir los errores.

-¿Qué modificaciones considera necesarias?

-No estoy de acuerdo con los impuestos que se pagan. Son muy elevados. Tampoco con el precio de las entradas. El sector, además, está desunido. Si somos dos centenares en el escalafón, hay un grupo de cinco que están a un nivel muy alto, otros quince o veinte que podemos vivir de esto y disfrutarlo de alguna manera, pero más del setenta por ciento del escalafón apenas pasa de cinco paseíllos al año. ¿Qué pasa con ellos? Con esas cuadrillas, con ese personal. De los mil setecientos registrados del sector, apenas cien pueden vivir de ello. Algo está pasando.

-¿Cuál ha sido el motivo por el que ha vuelto a vivir en Córdoba?

-Por calidad de vida. Viví cinco años en el centro de esta ciudad. Luego he estado otros doce viviendo en el centro de Madrid. Y ahora, mi mujer, mis hijos y yo tenemos la idea de construir nuestro hogar aquí. He sacrificado mucho mi vida, por mi profesión. Quiero vivir aquí. Los tentaderos, la mayoría los hago por el campo andaluz. Las vacas, por el clima, aquí en invierno son distintas a las de las tierras del norte. Mi gente. Son muchos motivos.

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