DESDE SIMBLIA
UN TREN CON MUCHO RECORRIDO
Podemos plantea recetas de la Venezuela de Maduro y allí los problemas son para hacerse con artículos de primera necesidad
EL En el llamado mundo occidental, fundamentalmente en la vieja Europa, se vive una situación complicada y compleja. Muchos de nuestros compatriotas están convencidos de que es algo exclusivo de España. Una especie de «typical Spanish» que nos diferencia de los países de nuestro entorno. No es cierto. Habas están también cociéndose en muchas otras partes. No me refiero sólo a Grecia, a Portugal o a Irlanda. Si bien con tasas de paro muy inferiores a las que nosotros padecemos, la situación es muy complicada en Francia, en Italia, en Bélgica o en Holanda. Tampoco es una novedad que en España, en medio de estas circunstancias, hayamos asistido al nacimiento de una opción como Podemos, que tampoco es un producto «typical Spanish». En Italia tienen el movimiento Cinco Estrellas de Grillo, en Alemania el Partido Pirata, en Grecia cobra fuerza Amanecer Dorado, como en Francia el Frente Nacional. Todos ellos, desde opciones ideológicas muy diferentes, tienen en común sus planteamientos radicales propios de épocas de dificultad.
Las razones que explican esa situación son muy variadas, pero hay una que no puede ser obviada. Europa tiene problemas de crecimiento porque no puede competir con China y con el sudeste asiático, en un mercado que tiene las puertas abiertas de par en par. Europa en general y España en particular está inundada con manufacturas procedentes de China a las que damos muchas facilidades. La última, el tren que acaba de inaugurarse, que une Yiwu, ciudad de la costa de China que es una especie de enorme almacén de manufacturas, con Madrid. Recorre la distancia ferroviaria más larga del mundo y, dicen, que será rentable si hace el viaje de retorno cargado con productos españoles. Esa sería la condición para que los viajes del tren fueran comercialmente equilibrados. Para los chinos será rentable traerlo cargado de todo lo que fabrican y que distribuirán hasta el último rincón de España en la red de tiendas que tienen en nuestro país donde no existen horarios y no se distingue entre laborales ni festivos. Para nosotros, no sabemos.
Ya disponen de un recurso más, al que se le ha dispensado el mejor de los recibimientos, para ofrecernos sus calzados, sus textiles, sus piezas de decoración, sus muebles, su cerámica… y, como sus condiciones laborales y sus ritmos de producción no son comparables a los que rigen en nuestro país —pese al deterioro que han sufrido— ampliarán sus cuotas de mercado. Si a ello se suma la falta de calidad que es patente en buena parte de sus manufacturas, que sí se exige a los productos fabricados en Europa con el consiguiente encarecimiento del precio final, resulta palmario que ampliarán su cuota de mercado porque no es posible competir en esas condiciones.
Quizá Podemos nos ofrezca la solución, aunque hasta ahora lo que han puesto en funcionamiento son las recetas que Iglesias y sus compañeros han aplicado en la Venezuela de Maduro. Allí no hay problemas de competencia china. Allí los problemas son para hacerse con muchos artículos de primera necesidad a lo que recientemente se suma el de la escasez de ataúdes para enterrar a los muertos porque falta materia prima para confeccionarlos.