Lo que comemos
De un tiempo a esta parte, lo que como me importa mucho, y cada vez que te informas hay más cosas que cuestionas: transgénicos, comida basura con cero aporte alimenticio, grasas más aptas para engranajes de camiones que para niños, leche sin leche o leche de vaca que por lo visto no deberíamos beber siendo adultos, pollos que tienen tanto estrógeno para su desarrollo que incrementa enfermedades típicamente femeninas en hombres, sustancias abiertamente cancerígenas en los ingredientes de nuestra mesa diaria, sustancias como el aspartamo –el edulcorante relacionado con el ictus– presente en bebidas, chicles y caramelos sin azúcar, y de ahí entramos en la selva de la publicidad engañosa de los light. Comprar desde que me informo es más caro y complejo, pero es una responsabilidad hacia nosotros mismos… ¿O seguiremos invirtiendo más tiempo en escoger un teléfono móvil que un alimento?