Pleno de victorias en la primera fase
REAL MADRIDLUDOGORETSEl Madrid acaba el año europeo a lo grande. Partido sencillo ante un dócil Ludogorets
StoyanovJ. CaiçaraTerzievMotiMinevDyakovAlexandrov (60)MarcelinhoMisidjan (70)Dani Abalo Abel (62)Wanderson (60)Quixadá (70)
GOLES
1-0, m. 19: Cristiano Ronaldo, de penalti. 2-0, m. 37: Bale. 3-0, m. 79: Arbeloa. 4-0, m. 87: Medrán.
EL ÁRBITRO
C. Turpin (Francia). Amarilla a Marcelo. Enseñó la cartulina roja a Marcelinho en el minuto 19.
K. NavasArbeloaVaraneNachoCoentrao (60)IllarraKroos (60)IscoBale (83)ChicharitoC. Ronaldo Marcelo (60)Jesé (60)Medrán (83)
Por lo que pudiera pasar, se avisa: en esta crónica no se hará mención alguna a Messi. Se le insultó y el Madrid es sancionado, se le hizo pasar un control antidopaje y el asunto acabó ayer en el Congreso. Así que poca broma con el genio argentino.
Era el primer día de la era del córcholis en el Bernabéu y no hubo violencia verbal. Aunque no estaba la noche bajo su jurisdicción, la Grada Blanca no respondió a Tebas. En otra época española hubiera sido esperable una genialidad. Que le cantasen, por ejemplo, «Eres un torpedo, Tebas, eres un torpedo», a ver si sancionaba o no.
Siempre se ha dicho que la gente iba al fútbol a sublimar su violencia. ¿Y si fuera al revés, si algunos fueran a reencontrarla, a que les tocaran algún resorte pasional? Pero ahora todo se quiere esterilizar. A ese hombre que iba a la grada a gritar deberá ponerse una férula por las noches y rechinar los dientes. España está en un momento de (falsa) ingenuidad radical.
El Madrid iba tras el récord mundial de victorias del Coritiba y a por los millones de la Champions. Alegre inicio. Cristiano y Bale enchufados. Los búlgaros, ofensivos, dejando espacios y con numeraciones como el 88, el 94, de equipo de rugby.
Bale estuvo con ganas. Le hizo la puñeta a Chicharito en alguna jugada, demasiado individualista, pero alegró la noche. Concatenación de sombreros, requiebros como de caballo jerezano. También gustó Illarramendi, que desveló a Isco con un hermoso pase ofensivo.. Luego daría dos más a la delantera. Ese último pase de anoche era algo nuevo en el vasco digno de anotar. En el 19, Ronaldo marcó el primero de la noche. Penalti a lo panenka tras unas manos (con roja) de Marcelinho. Todo venía de un córner de Kroos que remató Varane. Después, en el 37, llegaría el dos-cero de la misma manera. Aquí fue Bale, que se quedó un instante levitando. Los saques de esquina de Kroos son una cosa espectacular. Deja los balones siempre en un lugar determinado entre el penalti y la cal, a la altura del larguero, y los compañeros aparecen por allí a rematar como novias en un balcón para ver pasar la procesión. Isco estaba menos participativo y Chicharito empequeñecido, pero el dominio madridista era absoluto. Como sería que Arbeloa acababa contragolpes.
Marcaron Arbeloa y Medrán
Hay que señalar también la estupenda actitud de Nacho, casi siempre alerta e infalible. Es el canterano discreto. Al Madrid le bastaba con una energía moderada. Kroos no quiso meter la pierna en una jugada y luego falló un balón clarísimo antes del descanso. Isco estuvo menos participativo, y hasta poco preciosista. En algunos jugadores se anticipaba la Navidad.
La segunda parte se encendió con una palomita estilo «fusilamiento del dos de mayo» de Navas. Gritaba mucho la afición búlgara. El Ludogorets lo intentaba y el Madrid ni siquiera buscaba las contras. Era todo algo desdibujado hasta que entró Jesé. Al menos ya había un propósito. El Madrid se ordenó en 4-4-2 y Jesé pasó a la banda derecha. Buscó el uno contra uno sin miedo. Nada de síndrome Prosinecki. Marcelo daba alegría con su entrada y Varane y Nacho se bastaban en defensa. Asomó en Bale otra vez ese puntito de individualismo doble: por solitario en lo que empieza y por chupón. Se tuvo que ir luego por un golpe en la nariz.
Tras repetidos fallos de un Chicharito apagado (perdió lo jalapeño suyo), Arbeloa aprovechó un rechace para hacer el tercero. Luego vendría el de Medrán, afortunado, rubricando ya su sitio en el equipo. Dicho sea con el debido respeto, ha sido un paseo por Europa como no se recordaba.