«Garzonada» en Sevilla
El ex juez Baltasar Garzón ha protagonizado en Sevilla una escena típica de las suyas, de esas que popularmente se conocen como «garzonadas». Se nota que el que tuvo retuvo, y quien fue juez estrella no se resiste a pasar desapercibido, y ahora va de abogado estrella. Garzón se encontraba a las dos de la mañana en un bar sevillano, -por la hora, es obvio que no estaba de asuntos profesionales-, cuando la policía municipal entró con una orden de precinto del establecimiento por carecer de licencia para actuaciones musicales. Sin que nadie se lo pidiera, Garzón, de forma impetuosa, se interpuso entre la Policía y el dueño del bar y dijo que era su representante legal y que le entregaran a él la referida orden. Se ignora si añadió el consabido «usted no sabe con quién está hablando». Pero la Policía, con muy buen criterio y acertada decisión, le indicó que era una citación personal para el dueño del bar y que solo a él se la tenían que entregar. El propietario, para no hacer quedar mal a Garzón y de paso resguardarse en tan importante e imprevisto abogado, ratificó esa curiosa y atípica «representación verbal hostelera de madrugada» que decía tener el ex magistrado. No obstante, la intervención de Garzón no impidió que la taberna fuera precintada, por lo que, según dicen las malas lenguas, el «abogado noctámbulo» se tuvo que ir a otros bares de la zona, a ver si por casualidad entraban policías diferentes a cerrarlos y conseguía tener más éxito con esos clientes inesperados. ¡Oh luz de la abogacía, oh estrella del firmamento jurídico! ¡El que es una estrella, lo es a cualquier hora y en cualquier sitio!