El esfuerzo del Camino de Santiago
Recientemente he hecho una etapa del camino de Santiago. Ha sido una de las mejores experiencias que he vivido. A nivel personal, vas haciendo pequeñas o grandes reflexiones que, si se aprovechan, ayudan a ver soluciones en el camino de la vida, pues no deja de ser un camino aquello a lo que nos enfrentamos cada día cuando nos levantamos.
Pienso que podríamos tener la misma actitud que, de manera casi unánime, tiene cada caminante del Camino: «Buen camino», va diciendo de manera espontánea cada persona que sonriente pasa por tu lado; «buen camino», contesta generalmente el excursionista apelado.
Nada de zancadillas, nada de querer fastidiar, nada de aprovecharse del compañero o de robar al vecino en la litera del albergue. No es un cuento, es real. Al caminante le brota lo mejor de él mismo. Vale la pena vivirlo. Reencontrar la ilusión de las pequeñas cosas, de la simplicidad, de la alegría que surge fruto del esfuerzo y de la camiseta sudada.