CARTASAL DIRECTORLos gritos del silencio
En Madrid se ha celebrado una multitudinaria manifestación de los defensores de la vida, miles y miles de personas que como el que suscribe piensan que la vida es el don más preciado que tiene todo ser vivo, nacido o no. Miles de personas le han reclamado a Rajoy que cumpla al menos una sola promesa. Miles de personas que se sienten traicionadas, decepcionadas y engañadas por este Gobierno. Entre los manifestantes se encontraban miembros del Partido Popular, entre ellos la alcaldesa de Madrid.
Rajoy, el cual manifestó que «no iba a aprobar una ley que otro gobierno iba a derogar en cuanto entrase». Esta frase me demuestra una vez más cómo dicho personaje no tenía intención alguna de reformar esta ley asesina. No me entra en la cabeza, por muchas vueltas que le doy, cómo todos los que son proabortistas pueden tomar una decisión tan terrible como es la de quitar la vida a un futuro ser humano, con toda su carga genética, único e irrepetible y seguir viviendo como si tal cosa.
Alabo las declaraciones efectuadas por Gallardón, hace unos días, en las cuales manifestó que «la retirada de su reforma de la Ley del Aborto le produce asco». A mí personalmente me da auténtica repugnancia. Los gritos del silencio son los gritos de miles y miles de inocentes que claman por vivir y que nadie escucha. Ni los políticos, ni las madres que deciden matarlos, ni los profesionales de la medicina que practican estas sangrientas actividades.
Y estos personajes se llaman progresistas. ¿Qué clase de progresismo es el negar la vida? De locos. De auténtica locura. Hay muchos medios para que una mujer no se quede embarazada, si ella no quiere, y si pese a todo se queda, también hay otras soluciones, una de ellas la adopción, todo menos acabar con la vida del ser más indefenso que existe, es decir el no nacido. Los políticos, tienen que ponerse las pilas, y redactar leyes, que apoyen a las mujeres que se quedan en cinta, y que se encuentren en una situación delicada. Reformar las ley de la adopción, y sobre todo ilegalizar, el aborto. Y entonces si que nos podremos llamar progresistas.