PRETÉRITO IMPERFECTO
Turismo ideológico
Si tenía expectativas en que le hablaran de los problemas de Córdoba en precampaña, olvídese, Mezquita-Catedral y amén
Afalta de carreras, el mundo del taxi se desvive cada noche en su atención al cliente con un intenso debate sobre el retrovisor a cerca de la gestión de la Mezquita-Catedral. No saben lo entretenido que es, mientras que uno se pierde por el laberinto del Centro, que le hablen de la usucapión y las normas hipotecarias. El ardor registral casi se da de bruces con la Cruz del Rastro. Al igual que en la cola de los créditos del banco, dados los interminables reparos para la concesión de alguno, es la comidilla de clientes y trabajadores en tan lúcida espera. De velador en velador (legal o alegal) no se habla de otra cosa. Y ya ni les cuento en las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo, donde se dice que numerosos desempleados han olvidado incluso renovar su demanda de trabajo de lo enfrascados que se hallaban en la diatriba de moda. En las peñas, entre el parcelismo militante, en los carriles bici, en las medias maratones, en las galerías de arte, en los rastrillos, en las ferias comerciales, en el fondo sur de El Arcángel, entre los barrotes de los calabozos... Fuentes bien informadas apuntan que el concejal Rafael Jaén está preparando en el recinto del wallaby blanco del Zoológico una especie de juego al uso del pulpo mundialista sobre el menester. El citado marsupial deberá saltar entre cuatro pequeños obstáculos, tras los cuales habrá otros tantos nombres: Mezquita, Catedral a secas, Mezquita-Catedral o Ministerio Andalusí del Pueblo Laico... Google ha prometido fijar el resultado final en su aplicación geográfica. Y en la cola de las administraciones de lotería es el tema que levanta el ánimo y las ventas: «Con el Gordo me compro una Mezquita-Catedral», se escucha.
Cómo será el asunto, que IU ha decidido apostarlo todo al «15 rojo impar» en la ruleta rusa que sufre. Picaflor sin discurso ni argumentario. Primero la patada en el culo de los reyes heredia, ganemos y podemos a los que quisieron embaucar y, luego, visto el tremendo éxito que está cosechando su candidato de moqueta al que le pagamos el sueldo para que se desfogue en performance políticas, jugárselo todo al culebrón de la Mezquita. Acabaremos viendo al ínclito líder de la plataforma laica encabezando la candidatura de la coalición de izquierdas. Sería casi lo más lógico a estas alturas en que la fuerza política que llegó a gobernar Córdoba durante 30 años naufraga sin rumbo y hace de la desmemoria histórica su gimnasia política. ¡Ayyyyy, qué tiempos aquellos en que brillaban con luz propia y orgullo como los más morosos de los préstamos a partidos políticos en la Cajasur del Cabildo Catedralicio...!
Está claro que la Mezquita-Catedral será el eje de la precampaña electoral de las municipales, a falta de temas. Si tenía expectativas en que le propusieran cómo atraer a más empresas, bajar el paro sin jugarse elecciones, rebajar impuestos, prestar mejores servicios o cuidar entre algodones a su barrio, dése con un canto en los dientes. Hasta las nuevas promesas infográficas que nos pregonarán, girarán en torno al templo y monumento, alfa y omega de esta ciudad por lo que se ve.
La última boutade al respecto nos ha llegado de nuestro consejero de Turismo, el antiguo dirigente de IU «Fali» Rodríguez, que se ha dado cuenta de que en Córdoba hay un filón, y frente al «fanatismo del Cabildo», que ha logrado su récord de visitas y sacarle los colores a la Alhambra en subida de turistas, lo mejor es que la Junta edite sus folletos sobre este bien universal y nos explique las excelencias del recinto de todos y todas. El mundo del turismo de sensaciones en que vivimos, según los gurús de la cosa, ya cuenta con una nueva experiencia incomparable: el turismo ideológico. Otra cosa no, pero con este asunto estamos de dulce, para comernos.
