EL ESTILITA

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JAVIER TAFUR

Lástima que Berlanga muriera: podría hacer un «remake» de «Bienvenido, Mister Marshall»

LITERALMENTE significa «venta y retro arrendamiento», o sea, te lo vendo y me lo alquilas. Pero a efectos literarios yo lo entiendo más como un «quiero y no puedo», es decir: ya que no tengo un euro, tú me lo compras por una semiganga y a cambio yo me comprometo a alquilártelo por una pila de años, a un precio espectacular, de modo que tú hagas un gran negocio y yo tenga pan para hoy y hambre para mañana. Lo cual indica que el tonto que lo hace pignora su patrimonio por una liquidez efímera. Supongo que cualquiera que haya tenido fortuna o recuerde que perteneció a una familia de posibles, sabe que esta manera de proceder constituye siempre el principio de la ruina.

Aún así, en la empresa privada puede considerarse que tal procedimiento es una apuesta arriesgada, in extremis, para salir del paso obteniendo dinero fresco que invertir en nuevos y supuestos pingües quehaceres después de haber ensayado otros nada lucrativos. Es el caso de la venta de la ciudad del Banco Santander, operada con la intermediación casi milagrosa de un Pujol. Ana Patricia podrá decirnos si la cosa, al cabo, ha sido o será beneficiosa, aunque viendo su cortesía con Podemos me temo lo peor. Se, en todo caso, que los Rockefeller han hecho de esta actividad de moda en la Gran Manzana su actual medio de vida y también se que los Rockefeller no son ya ni la sombra de lo que fueron.

Pero los particulares pueden hacer lo que quieran —hasta cierto punto— con sus bienes. Lo que no está nada claro es que la administración pueda también hacerlo, ya que los bienes de ésta son fundamentalmente del contribuyente, o sea, nuestro. Especialmente escama que sea un partido socialista el que lo haga, es decir, el que de modo tan general y tan inicuo privatice lo que es de todos. ¿A qué viene que protesten por privatizaciones en sanidad, en educación o en cualquier otro ramo, si están enajenando subrepticiamente todos los edificios que son propiedad del pueblo andaluz? ¿Pero no es ésta la madre de todos los desahucios?... La Junta de Andalucía se ha convertido en la meca de los especuladores, en el shangri-la del capitalismo salvaje.

Trescientos millones por no se cuantos edificios, ocho de ellos cordobeses, ha cobrado, o va a cobrar, la Junta, y por ellos va a pagar, a partir de ahora, veinticuatro millones anuales durante, como poco, veinte años. ¿Han hecho ustedes la cuenta?... No les va a salir, y menos si la trasladan a su experiencia personal. O mi vivienda es un chalet en el Brillante y lo estoy vendiendo por una miseria, o mi piso vale lo que me dan y estoy haciendo el gilipollas pagando por él una renta desorbitada. Esta es la descripción de andar por casa de la rocambolesca jugada. Pura gitanería donde, para más inri, pierde el gitano.

Lástima que Berlanga se nos haya muerto, porque podría hacer ahora un «remake» de «Bienvenido, Mister Marshall», con Susana Díaz vestida de Lolita Sevilla cantándole «Americanos» a los de la W. P. Carey Inc.

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