La renovación en marcha
UCOR ya no busca pedigrí sino personas con mayor comunicación con la calle, según su presidente
EN en el tiempo que dura la entrevista, hora y pico, un goteo incensante de personas ha pasado por la antigua Colecor para retirar comida. Hoy, dicen, es un día tranquilo. Aunque diga que ese no es su propósito, Rafael Gómez tiene un enorme activo electoral entre manos y no solo en tres barrios. Ya va gente de toda la ciudad, de barrios obreros donde la crisis ha traído la desesperación a quien tuvo empleo.
Gómez se maneja con cuatro rudimientos políticos pero tiene sentido común. Sabe, por ejemplo, que ya no basta repetir la palabra «trabajo» en los mítines. Es consciente de que va a tener que presentar una plataforma electoral más consistente en materias municipales. «Tenemos las armas».
Y los candidatos. Gómez ha tenido un problema interno de consideración con la selección de personal. De los cinco concejales, dos (Carlos Baquerín y María José López de la Bastida) han estado la mayor parte del mandato ajenos a la disciplina de UCOR.
El jefe de la oposición reconoce que ya no le interesa tanto que las personas que vayan en la candidatura tengan un currículum de consideración o títulos. Si algo sorprendió en 2011, es que había un mayor nivel formativo del esperado en los candidatos del partido de Gómez. En esta ocasión, el empresario y edil reconoce que lo le interesan tanto esos perfiles como que sean personas dispuestas a trabajar 24 horas y que sepan «que a la política no se llega a hacerse rico».
¿Es una renovación? Sí, pero controlada. Gómez puede tener sus cosas pero ha sido muy cauto en determinadas materias. Podía haberse presentado en varios municipios de la provincia y no lo hizo. Reconoce que es muy complicado poner la marca en manos de cualquiera que pueda generarle un problema. En esas circunstancias, ha optado por la actitud conservadora. Defender el lugar donde tiene un papel más relevante.
