Una merienda de caimanes
Los cerca de 1.000 aficionados que viajaron a Bilbao disfrutaron de una experiencia única en San Mamés
Algunos se montaron en avión, otros cogieron sus coches, y los hubo quienes desde el viernes se subieron a un bus buscando una especie de milagro. Porque todas las previsiones apuntaban a que el conjunto blanquiverde iba a caer en San Mamés. Pero ellos, por el contrario, creyeron, se aferraron a eso y al final lo vieron.
Incluso había quienes pensaban que el Córdoba iba a ser una merienda para los «leones», apelativo del Athletic, pero sucedió lo contrario. Porque el Córdoba ganó y su gente pudo celebrarlo. Porque su gente, desde que llegó por la mañana, empezó a fraguar la victoria invadiendo de la forma más pacífica todas las calles de Bilbao.
Pero, tal vez, el momento de la tarde llegó en la calle Licenciado Pozas. Uno de los grupos más llamativos del cerca del millar de aficionados blanquiverdes, tuvo a bien entonar el «Soy cordobés». El enclave, desde donde se divisa de manera majestuosa el escudo del Athletic en San Mamés, es además, la zona más frecuentada por paisanos y forasteros para degustar pintxos o disfrutar de la buena mesa. Así que ese grupo de «locos» despertó sonrisas y buen rollo.
Los blanquiverdes iban hacia el estadio, hacia la jaula del león. Pero ellos, tal y como dijo Djukic, entraron sin miedo a la misma. Porque en los prolegómenos del partido, San Mamés entonó su himno de una manera tan estruendosa como solemne, pero lejos de amilanarse, los blanquiverdes sacaron sus móviles para inmortalizar el momento, aunque era una maniobra de despiste. Puesto que San Mamés hizo el silencio y una esquina sorprendió con un «sobre el campo, la verdad». Y así siguieron sin dejar a los suyos, que les correspondieron con el gol de Ghilas, provocando una locura colectiva ante el asombro de los aficionados locales.
Porque estos, en nombre los leones, esos que iban a merendar, apretaron y hasta intentaron amedrentar al Córdoba en los minutos finales, pero no lo consiguieron. Todo lo contrario porque decían que «sí se puede». Y pudieron, así que lo celebraron e hicieron que los jugadores volvieran a salir al campo, porque tanto unos como otros se merendaron a los leones.