El juzgado de lo Mercantil de Córdoba
El juzgado de lo Mercantil de Córdoba asoma continuamente a los medios de comunicación para denunciar el colapso que sufre por el exceso de trabajo y de expedientes que acumula. Esto no debería de dejar indiferente ni a la consejería de Justicia ni al ministerio correspondiente con capacidad decisoria para mejorar y ampliar la actual situación por la que cruza esta instancia.
Este juzgado, que por cierto es único en Córdoba y provincia, lleva sobre sus espaldas el peso de tantas y tantas empresas que por la crisis están en concurso de acreedores. Quiere decir esto que no levantar el concurso lleva a la liquidación de la empresa o la persona física; imagínense la desastrosa repercusión que sobre la economía, el entramado empresarial y sobre los trabajadores suponen estos interminables atrasos por falta de medios y de personal.
Si a estos expedientes, anteriormente citados, sumamos los asuntos relacionados con las cláusulas suelo que mantienen en litigio los clientes con sus entidades crediticias, que según indica el titular de este juzgado suponen el 80% del trabajo, los tiempos de señalamientos y las fechas de juicio se van a finales del año 2016. ¿Cómo se puede trabajar así en un juzgado? ¿Por qué no se dota a Córdoba de otro juzgado? ¿Interesa a alguien este atraso y esta ralentización a la hora de impartir justicia?
Son estos unos interrogantes y unas dudas que sólo generan incertidumbre y desconfianza entre la población, totalmente opuesto para el fin que se creó esta instancia. La justicia debe de ser totalmente transparente y no estar sometida a ningún tipo de sombra ni de oscuridades.