Estado Islámico: una amenza para España
Desde el pasado verano se ha desatado, y aún continúa, la mayor ola de terror y persecución contra los cristianos, protagonizada por el autoproclamado Estado Islámico, un grupo terrorista que ha pasado en pocos meses de 3.000 a 30.000 combatientes, dominando en Siria e Irak un territorio de unos 8.000 kilómetros cuadrados, superior a la mayoría de las provincias españolas.
Organizado con el dinero del petróleo en los territorios conquistados y con el apoyo logístico de algún país árabe, han dejado a su paso un reguero de terror, destrucción y muerte que se traduce en la mayor oleada de refugiados de los tiempos modernos, unos tres millones de personas según Acnur. El Estado Islámico no es sólo una amenaza para Occidente, es un drama presente que están viviendo diariamente en las fronteras del Líbano, Jordania y Turquía miles de cristianos y otras minorías religiosas e incluso musulmanes que no comparten sus ideas.
Su organización es distinta a la de Al Qaeda y muy superior a ella, ya que han conseguido desarrollar una red administrativa y económica, además de poner en marcha un verdadero ejército y no meras guerrillas de células terroristas más o menos aisladas. Su objetivo es instaurar un nuevo califato, con la sharía como única ley, que abarque desde la India hasta la antigua Al Andalus, España en definitiva. Estamos, pues, en su punto de mira y nos coge casi indefensos. En una encuesta reciente del CIS sólo un 16 por ciento de los españoles manifiestan estar dispuestos a defender a España contra una supuesta agresión del Estado Islámico. Si a ello le unimos la actitud de algunos grupos políticos e instituciones que, no sé si consciente o inconscientemente, están facilitando la instalación del Islam en España, puede que, en no muchos años, experimentemos un retroceso histórico de tal magnitud que cambie nuestro sistema político, económico, cultural y social, a no ser que seamos conscientes del peligro y reaccionemos a tiempo contra las amenazas en ciernes.