política

IU, o el doble discurso del laicismo

La coalición endurece su discurso contra la Iglesia tras una década larga de estrechas relaciones con la Curia

IU, o el doble discurso del laicismo v. merino

r. aguilar

El viaje de Izquierda Unida desde la colaboración con las actividades religiosas populares y la presencia destacada de su cúpula en los oficios del más alto nivel en la Catedral hasta la apostasía ha sido de una rapidez sideral.

De acuerdo: eran los tiempos de Rosa Aguilar, que le ponía una vela a Dios y otra a su (ex)organización política. Pero es que no solo salía ella en las fotografías. Ahí estaba la plana mayor de su equipo de gobierno sosteniendo los varales rocieros; haciendo noche en la carriola adquirida para que Rosa de las Marismas, como la apodaban los peregrinos más fervientes, llevara a su séquito más allá del Quema.

Ahí aparecían del primero al último los ediles más destacados de su círculo de confianza encabezando las procesiones más señaladas de la Semana Santa o figurando con traje de luto en el palco de la plaza de Las Tendillas.

La hemeroteca le saca los colores a más de uno. Por ejemplo, al portavoz de Izquierda Unida, el más que veterano Francisco Tejada, que ocupó el tercer puesto en el gabinete de la hoy parlamentaria nacional socialista y el segundo durante el breve mandato de Andrés Ocaña, cuando Aguilar ya había volado en brazos del PSOE.

Cualquiera que contemple las fotografías de entonces -primer lustro de este siglo- se preguntará si Tejada es el mismo que el que hoy usa las redes sociales como trinchera contra la titularidad eclesiástica de la Catedral. Parece mentira que hasta hace nada se sintiera tan a gusto en las romerías de Santo Domingo o en los pregones de las cofradías de Gloria.

No, no se trata de una excepción. Rosa Aguilar llegó a hacer teniente de alcalde a un destacado miembro de la junta de gobierno de la hermandad del Huerto, a la sazón costalero. Sí, José Joaquín Cuadra, uno de los lugarteniente de la exalcaldesa y un fornido hermano del costal que se las vio en un aprieto cuando un guateque organizado en el domicilio de Elena Cortés -en esos años compañera del equipo de gobierno y hoy consejera de Fomento de la Junta de Andalucía- acabó peor que mal.

Uno de los invitados a la fiesta profirió voces injuriosas contra la cofradía de Cuadra justo cuando pasaba por debajo del balcón de la concejala. El teniente de alcalde iba en ese momento debajo del paso. El PP, aún en la oposición (era el año 2008), se quejó a la alcaldesa de la situación conflictiva y Cortés recibió la reprimenda pertinente. Pidió disculpas y participó activamente en actos cofrades para borrar aquella noche de autos.

La ofensiva de Izquierda Unida contra la Iglesia estaba ya en plena efervescencia. El doble discurso era ya cosa del pasado. Quedaban atrás las medidas tintas del «rosismo»: se imponía la línea dura. La coalición de izquierdas ya había llevado al Parlamento Andaluz un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley Hipotecaria que permitió que la Iglesia inmatriculase a su nombre el templo diocesano.

IU, o el doble discurso del laicismo

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