¡Santa María, Inmaculada! Patrona de la Infantería Española
Sin entrar en detalles históricos, sólo diré que el patronazgo de la Purísima Concepción se remonta allá en Flandes en 1584, dada la fe de nuestros Tercios de Infantería que la invocan y milagrosamente interviene logrando la victoria.
Y centrándome en la figura de María de Nazareth, y lo que representa en el misterio de la salvación del género humano, recojo lo que Benedicto XVI en su exhortación apostólica «Verbum Domini» expone sobre la Palabra de Dios, que es Jesucristo. Y cómo la proclama, la aclara y la valora como sacramento. Y en su relación de esta Palabra con María, la Virgen Inmaculada, comenta: «Mirad, allí donde la reciprocidad entre la Palabra de Dios y la fe se ha cumplido plenamente, es en María. Con su «Sí» se cumple en ella perfectamente la vocación divina de nuestra humanidad». Y aclara: «Es decir, la realidad humana creada por el Verbo Encarnado, encuentra en María la figura perfecta. Ella, desde la Asunción hasta Pentecostés, se nos presenta como la mujer enteramente disponible a la voluntad de Dios y vive en sintonía con esa Palabra Divina, y la conserva en su corazón». Y continúa el Papa emérito: «La atención devota y amorosa de María se convierte en arquetipo de la fe de la Iglesia. Tanto en la actitud de escucha orante, y de servicio, como en la generosidad del compromiso en la misión evangelizadora».
Así pues, queridos servidores de España encuadrados en su honrosa Infantería, seguid a la patrona, la Virgen María de Inmaculada Concepción, y mantenerse devotos a Ella es encontrarse en sintonía plena con su hijo Jesucristo, Verdadero Dios, Verdadero Hombre, Nuestro Señor. Quien dice y lo cumplió: «Que no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos». Desde esta óptica de vida consagrada al servicio de la humanidad, totalmente modelada por la Palabra de Dios, aceptada por María y fielmente cumplida por el propio Jesús, también vosotros, los infantes, desde esa atalaya de tan delicado servicio con armas, que prestáis con sacrificio permanente en la defensa de la comunidad nacional e internacional (cuando es requerida), os sentís llamados a penetrar con vuestra entrega en ese misterio de fe y salvación, con la que Cristo viene a habitar en vuestras vidas, a través de María Inmaculada, Madre de los creyentes.
Bendita Tú, María Inmaculada, Madre de Dios, que por Ti queda bendita nuestra Infantería Española. ¡Felicidades, infantes! ¡Y feliz patrona!
