El doble rostro de Go nzález
El presidente recoge un premio para el Córdoba por la defensa de la Constitución el día que extiende el control de la violencia verbal a las redes sociales y foros; pero olvida sus contactos con los ultras
El presidente del Córdoba, Carlos González, recibió ayer el premio «Plaza de la Constitución» para la entidad con motivo del trigésimo sexto aniversario de la Constitución Española, justo el día que extendió sus medidas de control hacia la afición para erradicar «la violencia verbal» a los comentarios de los seguidores en las redes sociales y foros. Una postura que se unió a la decisión, un día antes, de expulsar como abonados e impedir la entrada al estadio a aquellas personas que realicen «insultos o amenacen a árbitros, jugadores, cuerpos técnicos, otras aficiones o espectadores en El Arcángel». El dirigente recibió el galardón en representación del club a pesar de sus contactos, incluso públicos (ver imagen), con los miembros de Brigadas Blanquiverdes, el único grupo que se autodefine como ultra en el Córdoba CF.
Es el doble rostro de González. El canario está liderando una campaña para erradicar la violencia verbal del cordobesismo, sin explicar muchas aristas de la cuestión. Por ejemplo, quién tendrá la capacidad para verificar estos hechos, cuáles son las conductas sancionables (¿qué sucede con cánticos de menosprecio que realiza todo el estadio?), cómo se aplicarán las medidas y quién ejercerá el control sobre los seguidores.
En este punto aparecen las primeras divergencias. El club anunció que contará con la colaboración de la Policía para las labores de identificación, pero el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, detalló ayer que ese control corresponde «a la seguridad privada del club». Sin embargo, González no tiene ninguna intención de ampliar el número de miembros de seguridad (de hecho, los recortó el año pasado) y aseguró que la vigilancia se hará con «las cámaras de la Policía». Unas posiciones que demuestran la improvisación de la medida, que coincide temporalmente con la aparición de cánticos contra la gestión del Consejo en el último partido.
En primera instancia, Primo Jurado trató de una manera distendida la situación recordando que «el fútbol ha sido una válvula de escape y mucha gente va a descargar», al ser consultado sobre el grado de los insultos en la entrega de premios Plaza de la Constitución, en la que estaba galardonada la entidad blanquiverde. Aunque después argumentó que «me sientan mal, pero los que hay que perseguir más son los que amenazan de muerte porque es un delito en un estadio, la calle o el trabajo».
El subdelegado explicó que «es una medida de una entidad privada y no va en contra de ninguna ley, por lo que la respeto». Aunque justificó que «es la seguridad privada del club la que debe actuar», descargando de este modo de responsabilidad a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Pese a todo, concretó que «tenemos tiempo para coordinarnos con el Córdoba», ya que falta más de una semana para que se produzca el partido entre el Córdoba el Levante.
Más claro parecía tenerlo Carlos González, presidente del Córdoba, quien habló de que las medidas se tomarían «junto a las Fuerzas de Seguridad del Estado identificaremos a los que se dediquen a insultar y agredir». Además de que ratificó su idea de que «expulsaremos y no les dejaremos entrar en El Arcángel nunca más» a los abonados o espectadores que incumplan la norma impuesta por el club.
Y es que Carlos González incidió en que «creemos que el insulto no se puede permitir y que nadie en su sano juicio lo puede dejar que lo hagan sistemáticamente». El mandatario blanquiverde trató de rebajar esta situación reseñando que «en El Arcángel se da muy poco, pero toleramos el insulto y es el inicio de lo que conlleva a las agresiones de después».
Esta medida puede entenderse como nueva, ya que no ha sido llevada a cabo por ningún club de España. González explicó que «a partir de ahora, y con los lamentables sucesos de Madrid, el fútbol español no debe consentir vandalismo en los estadios», al tiempo de que redundó en que «insulto es insulto y no hay un mayor grado que otro».
Con todo, la novedad de González es que amplió el radio de acción en cuanto a la persecución del comportamiento de los aficionados a «redes sociales y foros», dejando una crítica porque «entendemos que el Gobierno no está tomándose esto muy en serio y es un campo de cultivo brutal».
De ahí que al empresario canario no le temblara el pulso al reseñar que «cuando lo veamos, procederemos», para lo que se va a ayudar de que «el campo está lleno de cámaras y a través de la Policía encontraremos a la gente que insulte».