LAS CUENTAS DE BANKIA, BAJO SOSPECHA
LA gestión de Bankia vuelve a ser objeto de controversia, ya que el informe pericial remitido ayer a la Audiencia Nacional concluyó que las cuentas de la entidad en 2011, año de su salida a Bolsa, no se ajustaban a la realidad. En concreto, según los peritos –empleados del Banco de España adscritos a la investigación judicial–, los últimos resultados que aprobó BFA-Bankia bajo la presidencia de Rodrigo Rato, así como la posterior reformulación que realizó el nuevo equipo de José Ignacio Goirigolzarri, no reflejaban la «imagen fiel» del balance por la existencia de «omisiones o inexactitudes». Como resultado, las cuentas de Rato deberían haber reflejado unas abultadas pérdidas en lugar de los beneficios anunciados, ofreciendo así una información inexacta con vistas a su salida a Bolsa, mientras que en el caso de Goirigolzarri el informe señala que algunas de las pérdidas reconocidas no se imputaron de forma correcta.
No es momento de sacar conclusiones apresuradas ni juicios de valor sin fundamento, ya que la investigación todavía no ha concluido, y, ante todo, prima la presunción de inocencia, pero tratándose de una entidad nacionalizada, previo pago de todos los españoles, es importante que la Justicia llegue cuanto antes hasta el final de este complejo asunto para sancionar debidamente a los responsables en caso de comprobar la existencia de irregularidades. En este sentido, conviene destacar que las pérdidas detectadas por los peritos ya fueron destapadas bajo la dirección de Goirigolzarri, de modo que la polémica en este punto responde más bien a una cuestión técnica. Por ello, es preciso evitar un terremoto judicial prematuro, guardar la cautela y esperar a la opinión definitiva del fiscal y del magistrado para no perjudicar tanto la imagen nacional e internacional de la entidad como la buena labor de los nuevos gestores a la hora de reflotar Bankia.