Ende con acento cordobés
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Fernando González Viñas presenta su traducción de «El espejo en el espejo», un volumen de cuentos oníricos del autor de «La historia interminable» y «Momo»
«Tengo la impresión, al leer lo que he traducido, de que en el fondo me estoy leyendo a mí mismo», dice Fernando González Viñas. «El espejo en el espejo» es una obra que lleva la firma del escritor alemán Michael Ende, pero que también tiene el aliento del escritor cordobés, que ha traducido al español este texto, no tan conocido como los célebres «Momo» y «La historia interminable», pero que refleja el mundo interior del escritor.
González Viñas nació en Villanueva del Duque, pero marchó muy pronto con su familia a Alemania, de forma que se formó en este idioma y lo domina y ya ha traducido en más de una ocasión. La editorial Cátedra presentó ayer en Córdoba la nueva traducción de esta obra, que formará parte de su colección «Letras populares», y que rescata un texto muy personal de Michael Ende (1929-1995), que no se puede comprender sin hablar primero de su padre.
Edgar Ende (1901-1965) fue un pintor pionero del surrealismo en su país, cuyas obras estuvieron prohibidas durante la etapa nazi, y que solía representar escenas oníricas. Gran parte de su obra se perdió durante un bombardeo sobre Munich en la II Guerra Mundial, pero otra sobrevivió. «Michael Ende recreó en palabras las obras de su padre. Ese mundo onírico lo llevó a la literatura, y también su relación con él», aseguró González Viñas, que habló de obras pictóricas como una cabeza cortada dentro de una jaula.
Tuvieron en común, entre otras muchas cosas, que ambos vieron cómo su obra no se comprendía. Algunos de estos cuadros, como la misma portada, figuran en el libro que ayer se dio a conocer en Córdoba.
«El espejo en el espejo» es un libro de relatos, de pequeños cuentos que reflejan mundos como una discusión en una mesa o un hombre que se encuentra solo. Es «difícil» saber, dijo el escritor cordobés, si lo que se plantea en los cuentos se corresponde con la realidad. «Sí lo hizo en otras obras. Por ejemplo, en Momo estaba claro cuándo hablaba de las personas que trabajaban diez horas diarias, y hay muchas referencias al mundo real en otras obras», según el traductor, que advierte de que son «cuentos muy abiertos» que admiten muchas lecturas.
Claridad de lenguaje
¿Y cómo es la labor del traductor? González Viñas tiene asumido que «es complicado, muy díficil», y que todo trabajo de llevar un texto literario de una lengua a otra tiene que perder algo. Su objetivo ha sido «que la obra, que tiene mucha calidad literaria, se lea en castellano tan fácilmente como se lea en alemán». Es decir, que si la obra del autor de «La historia interminable» destacaba por su claridad en el lenguaje, el traductor no puede llevarse la frase alemana tal cual, sino conseguir que, sin perder el sentido que su autor le dio, tenga la misma característica en la lengua española.
Para ello ha tenido la ayuda de una filóloga que le ha ayudado a desentrañar las dudas que le han surgido. «Quería que fluyese en español tan bien como lo hace en alemán», resumió, mientras admitió que en ocasiones, y pese a la fidelidad con el texto, tenía la impresión de leerse a sí mismo.