reconocimiento
Una vida luchando por los discapacitados
Los padres de los alumnos de Promi homenajean a su fundador, Juan Pérez, pionero en la integración de los deficientes mentales
Cuando Juan Pérez Marín (Carcabuey, 1938) escuchó por primera vez los gritos desgarrados de aquel joven encerrado con síndrome de Down, supo que tenía que hacer algo. Corrían los años 60 y, por entonces, los deficientes mentales vivían ocultos, en cochineras y establos; y comían amarrados a las camas como perros. La conciencia de este cardiólogo no le dejó mirar a otro lado y, a partir de ahí, comenzó su batalla por lograr lo que nadie hasta entonces había hecho: luchar por la integración social y laboral de estos colectivos marginados. Uno de sus mayores logros fue la fundación de la Asociación para la Promoción del Minusválido (Promi), promotora del cambio radical en España a favor de estos discapacitados. Ayer, los padres de los más de 500 alumnos de esta entidad rindieron un sentido homenaje sorpresa a Pérez Marín, que ya se encuentra retirado por problemas de salud.
Según recordó su hijo, Juan Antonio Pérez, que ha continuado con el legado de su progenitor, «en 1975, con la ayuda de la iglesia y de voluntarios, mi padre impulsó la construcción del primer centro para el trabajo y residencia de deficientes mentales adultos en Cabra. A partir de ahí, el crecimiento fue imparable».
Lo que a comienzos de los años setenta había empezado a andar con las primeras unidades de educación especial y unos talleres de educación para el empleo en el centro egabrense Niño Jesús de Termens, financiadas por el Ministerio de Educación y Ciencia, fue incorporando sucesivamente un matadero de aves en la localidad jiennense de Alcalá la Real, una veintena de granjas de ceba de pollos en toda Andalucía y, arrancando los noventa, un complejo industrial de la madera. Hoy en día, esta asociación cuenta con 14 centros en los que trabajan unas 300 personas.
Promi creó los primeros empleos formalmente constituidos con salario normalizado para personas con discapacidad psíquica en 1980, cuando todavía no existía la Ley de Integración Social para el Minusválido (Lismi) que se aprobó tres años después, ni estaban creados por ley los Centros Especiales de Empleo.
Psiquiátricos vacíos
«Mi padre vació los psiquiátricos de Andalucía y Promi acogió todos los enfermos. Ha sido todo un pionero en su campo y todo lo que ha hecho ha sido altruista. Fue vicepresidente de la Confederación Europea para el Empleo de los Minusválidos y presidente de la Federación Andaluza Pro-Deficientes Mentales. Además, su trabajo ha merecido, entre otras distinciones, el Premio Inserso y la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social. En 1995 se le concedió la Medalla de Oro de Andalucía», manifestó el hijo del homenajeado.
Su entrega fue tal que «ha dedicado toda su vida a los deficientes mentales. Mis tres hermanos y yo nos hemos criado sin padre. Recuerdo que se iba a Madrid para buscar apoyo económico de las administraciones, y no regresaba a casa hasta el viernes», rememoró Juan Antonio Pérez.
Detrás de su descomunal esfuerzo solidario hay, según apuntó el propio Marín, «un convencimiento personal y la suerte enorme de tener todo el apoyo de mi familia».
Noticias relacionadas