DESDE MI RINCÓN
Lo sencillo nos hace grande
El Papa Francisco, con una simple llamada, ha hecho más parar luchar contra la corrupción que cualquier plan o ley de esas que los políticos plantean como la panacea
CADA día, y no son pocas las hojas del calendario que he visto pasar, estoy más convencido de que lo sencillo es lo que más nos conviene y lo que más nos cuesta hacer. Será que somos más necios de lo que imaginamos y hemos creado una sociedad que nos hace confundir valor y precio. Cuando aquellos que padecen esta limitación mental son padres de familia, responsables religiosos o políticos en ejercicio, el daño es enorme ¡Así nos va! Hablemos de esto.
¿Se ha dirigido usted alguna vez a un cargo político o eclesiástico para exponerle, de manera seria y razonada, un problema que deberían conocer porque atañe a su responsabilidad? Con suerte le contestará alguno de sus asesores o desde su secretaría, para decirle que este señor tiene la agenda cargada y no le puede atender. Que exponga por escrito su queja o sugerencia y ya le contestarán. Si actúa así, podrá comprobar como su mensaje, en la mayoría de los casos, va directamente a la papelera. Pero la esperanza es lo último que debemos perder y siempre hay excepciones que nos demuestran que por mucho cretino que exista, que hay demasiados y en sitios que no les corresponde, siempre encontraremos personas sabias e inteligentes. De una de esas personas que nos da ejemplo y esperanza hablaré.
Para comprender mejor lo que quiero exponer, decir previamente que el número de católicos multiplica por 26 los habitantes de España y por más de 3.700 los de Córdoba. Pues ha bastado la carta de un adolescente granadino pidiendo ayuda y comprensión, para que la cabeza visible de la Iglesia Católica y Jefe del Estado Vaticano, coja el teléfono personalmente, marque un número de Granada, pregunte si habla con el señor Daniel y tras presentarse como el padre Jorge, pida perdón y dé adecuada y definitiva respuesta a la persona a la que quiere servir. No ha habido excusa de agenda o de cargo. El Papa Francisco, con su ejemplo, ha hecho más en la búsqueda de respuestas adecuadas a cualquier tipo de corrupción, que la que puedan hacer mil medidas o leyes impresas en boletines oficiales. Es la determinación y firmeza del gobernante, junto con la unión y confianza entre este y sus gobernados, lo único que puede acabar definitivamente con esa la lacra tan perversa y vergonzosa como es cualquier tipo de corrupción, venga de donde venga. Lo demás, dicho coloquialmente, son milongas.
No sé si nuestros representantes nacionales o locales, políticos o religiosos, sabrán comprender lo que digo. Como tampoco sabemos si estarán de acuerdo con el mensaje que pretendo dar. Sólo el tiempo será el que nos diga quien estaba en lo cierto. Aunque ya son demasiadas las veces que comprobamos que sus errores y limitaciones siempre las pagan los mismos. Eso es lo que nos hace estar hartos.