El PSOE también pasa en Madrid de los opositores sin plaza

Los opositores de los hospitales de Loja (Granada) y Alcalá la Real (Jaén) que cuatro años atrás superaron los exámenes y que todavía no han accedido a sus plazas por carecer sus centros sanitarios de todos los servicios, regresaron ayer de Madrid sumamente desencantados tras la concentración de protesta que protagonizaron ante la sede federal del PSOE en Madrid, en la calle Ferraz, donde nadie se dignó a interesarse por su problemática. «Nos bastaba que hubieran hecho el paripé de recibirnos», manifestó a ABC Raquel Romero, la presidenta de la Asociación de Profesionales Afectados de los Hospitales de Loja y Alcalá la Real (Apahala), constituida por los trabajadores.

Un total de 55 de los 140 que están afectados por no poder acceder a las plazas que ganaron se apostaron ayer desde las nueve de la mañana a las dos de la tarde ante la sede del PSOE después de haberse desplazado a Madrid en autobús. «Nadie nos preguntó y nadie nos recibió. Y lo que hicimos fue entregar en las oficinas un manifiesto explicando nuestro caso», apuntó Romero.

Se quejó especialmente de la indiferencia y de la lejanía con la que los políticos del PSOE les trataron ayer. Patxi López, exlehendakari vasco, dirigente al que reconocieron, pasó delante de los concentrados, lo llamaron a gritos, saludó pero no se acercó. «Tenemos la sensación de que hay que luchar con un gigante y te muestras indefenso. Hablan mucho de que hay que aproximarse al pueblo, y al final, nada. Qué poco les importa la gente», proclamó Raquel Romero.

Señaló que la sensación que hay es que únicamente se muestra interés ante un problema cuando se politiza o «cuando se monta un espectáculo. Los agentes de la Policía que vigilaban la concentración les pidieron que «hiciéramos ruido, y es la primera vez que hemos ido a un chino a comprar unos silbatos». La asociación Apahala es totalmente apolítica, no está respaldada por partido alguno ni tampoco cuenta con el amparo de los sindicatos. «Pensamos que la gente está harta de voces, pero hemos visto que hay que armar el lío. ¿Qué hay que hacer, encadenarnos, quemar contenedores o hacer una salvajada para que tomen conciencia de un problema que nos han creado? Eso es un poco duro», exclamó.