María Victoria Atencia recibió el premio Reina Doña Sofía

La poetisa realizó un emotivo discurso de agradecimiento por el galardón

MANUEL DE LA FUENTE

María Victoria Atencia confesó que apenas era capaz de reflejar el agradecimiento que sentía ayer al recibir el galardón de manos de la Reina Doña Sofía: «Yo no tengo palabras para expresar la alegría tan grande que me ha dado este premio que lleva el nombre de Vuestra Majestad».

En su breve discurso, la autora de «Tierra mojada» explicó en el Salón de Columnas del Palacio Real que «los poetas a veces nos quedamos sin palabras dentro de nuestra propia obra. ¡Cuánto más nos quedaremos mudos fuera de la poesía!». Y añadió: «Cuanto más alto es el honor que recibimos, más debe difuminarse nuestro yo».

Estas frases definen a esta autora malagueña, XXXIII premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. La misma mujer que enloqueció –sabemos que por sus versos, quién sabe si por algo más– a Vicente Aleixandre y don Jorge –como ella dice– Guillén, entre otros muchísimos vates. Como los de aquellos que pusieron en pie, en los tiempos terribles de la posguerra, «Litoral», una de las publicaciones más hermosas, sesudas, independientes de nuestros años cuarenta.

Atencia, elegante, dulce y sabia, reúne, además de su colosal y casi desconocida obra poética, más circunstancias peculiares. Entre ellas, la de ser piloto de aviación, una pasión de su infancia que vio cumplida cuando ya traspasaba los cuarenta años. Rompiendo machismos, sin decírselo a nadie. Por eso sus versos nos miran desde lo alto, desde muy alto, desde las nubes que encandilaron a Cernuda (otra de sus pasiones). Por eso nos habla sobre los ángeles (los de Alberti y los de Dios)...

Antes de recibir el premio, por la mañana, cobijada de la lluvia que mansamente caía sobre el patio del Palacio de Oriente, se presentó una antología de sus versos realizada por el también poeta Juan Antonio González-Iglesias. Su título, «El fruto de mi voz». Editada por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca y dividida en cuatro capítulos que definen su personalidad, «Serena», «Clásica», «Espiritual» y «Viajera», pone al alcance de la mayoría –más o menos silenciosa de los lectores de poesía– a una mujer que es una bellísima antología en sí misma.

María Victoria Atencia recibió el premio Reina Doña Sofía

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