OPINIÓN
DESNORTADOS
Todos hemos visto a concejales de IU perder el culo para ir a procesiones
DICE un proverbio de Séneca que «nunca hay viento favorable para quien no sabe adónde va». Me he acordado de la sentencia al conocer, esta semana, que IU de Córdoba propondrá, en su programa para las próximas elecciones municipales, una especie de laicismo municipal —y espeso, añado— que trataría de quitar denominaciones religiosas a lugares y celebraciones de la ciudad e incluiría la supresión retroactiva de compromisos y votos religiosos firmados por el Ayuntamiento a lo largo de su historia.
Si no fuera por el odio que destila tendría su gracia la propuesta, porque todos hemos visto a concejales de IU, sobre todo cuando estaban en el poder, perder el culo para ir a procesiones, romerías y celebraciones religiosas. Todos hemos visto a Rosa Aguilar imponer condecoraciones a imágenes de culto católico, presentar pregones de cofradías y financiar con dinero público la promoción de la Semana Santa en varias ciudades españolas.
¿Le cambiamos el nombre a la Feria de Mayo? ¿Y por qué no o a la avenida de Fray Albino o a la calle Santa Victoria? ¿Suprimimos de la agenda municipal la festividad de San Rafael para convertirla en Día del Perol Cordobés? Y puestos a quitar todo lo que tenga origen religioso: ¿Por qué no eliminamos el Carnaval, que tiene su origen en la Cuaresma cristiana y sigue modificando sus fechas de celebración con arreglo a la Pascua? ¿Prohibimos también, por estar vinculada al calendario cristiano, la fiesta de Halloween y toda su cohorte de gilipolleces anglosajonas? Y sobre todo: ¿tienen c… los compañeros de IU en Sevilla de hacer al pie de la Giralda una propuesta semejante? ¿Se imaginan el chaparrón que les caería en la ciudad hermana?
Siempre he admirado a Francia. Es un país constitucionalmente laico (España es aconfesional, que no es lo mismo), pero tiene a gala celebrar como fiesta grande la Toussaint (día de Todos los Santos), y hace tres años su televisión pública se gastó una pasta para retransmitir en directo una misa desde la Catedral de Córdoba sin que ningún partido de izquierdas montara un pollo en pepitoria.
La laicidad es saludable, y yo me apunto a ella si consiste de verdad en una neutralidad respetuosa. Pero si, como proponen estos desnortados, es una beligerancia anticristiana llena de sucio resentimiento, me parece una imbecilidad y un cáncer para la convivencia.