análisis del VILLAREAL CF

Alegría y pecados de juventud

El conjunto de Marcelino impone su fútbol de toque, pero suele pagar caros sus fallos de concentración en la zaga

JOSÉ M. DOMÍNGUEZ

Reunir sobre un campo de fútbol a una colección de promesas cada domingo entraña importantes riesgos, especialmente, cuando frente a los jóvenes se planta un equipo de Primera División. El Villarreal lo asumió al diseñar su plantilla en verano y a Marcelino García, su entrenador, le ha sobrado tiempo en tres meses de competición para comprobarlo. «Estoy un poco hasta los cojones de jugar bien y palmar», estalló el técnico hace algunas semanas. Toque, dominio de los partidos, diversión, talento... Y las victorias se escapan por pequeños detalles, por tiempos de prolongación mal gestionados o por la falta de acierto en las áreas. ¿Merece la pena la apuesta? De momento, el conjunto castellonense suma 18 puntos y se encuentra a tres de su objetivo europeo.

Pero, resultados al margen, los espectadores neutrales, buenos aficionados al fútbol, están de enhorabuena cuando juega el Villarreal. Tienen la garantía de una propuesta alegre y vistosa. El precio de la entrada queda totalmente justificado. El disfrute, sin embargo, no estará tan claro para quienes acudan mañana a El Arcángel con las bufandas amarillas o blanquiverdes. Si hay sentimientos de por medio, en el fútbol, mandan los marcadores. Y pocas veces pueden predecirse cuando el Villarreal está implicado.

La media de edad de la plantilla castellonense (25,7) es la tercera más baja de la Liga, y la del once titular puede descender hasta los 22 años. Un arma de doble filo que significa atrevimiento en ataque, velocidad, calidad técnica e ilusión; pero que al mismo tiempo acarrea inocencia, problemas de concentración y despistes defensivos.

La propuesta de Marcelino y sus hombres se plasma en un 4-4-2 muy ambicioso, en el que los mediocentros y los laterales poseen un marcado carácter ofensivo. Varían los nombres, pero no el estilo. Las rotaciones —lógicas tras el encuentro del jueves ante el Borussia Monchengladbach en la Liga Europa— y las lesiones de piezas clave como Giovani Dos Santos o Mateo Musacchio hacen que sea muy difícil intuir el equipo inicial que pondrá en liza el Villarreal en El Arcángel.

Ataque

La presencia de Uche y Vietto como pareja atacante sí que parece confirmada. Una dupla muy dinámica, temible con espacios. El Córdoba, de hecho, ya sufrió hace dos temporadas la velocidad del africano. El argentino, por su parte, se ha convertido en una de las grandes revelaciones de la Liga. A sus 20 años, ha demostrado una elegancia especial en el remate.

Aunque el arsenal amarillo no termina, ni mucho menos, en la delantera. Los interiores llevan casi el mismo peligro que los puntas. Cheryshev actuará pegado a la cal. Zurdo, eléctrico y atrevido, el hispano-ruso es un especialista en el contragolpe, pero también tiene capacidad para el desborde y el centro cuando las defensas esperan replegadas. Cani o Moi Gómez podrían ocupar la otra banda. Ambos dan más pausa al juego, aunque no a la pelota, que viaja segura y rápida cuando pasa por las botas de ese tipo de futbolistas.

También por las de Trigueros o Bruno, dueños de una sala de máquinas que hace que funcione todo el engranaje. Bruno se encarga de conectar, a través del balón, a sus zagueros con los jugadores de ataque. Con el pivote internacional colabora Trigueros, un mediapunta que ha encontrado su nuevo hogar en el círculo central.

Defensa

Atrás comienzan las debilidades. Quizá falte contundencia en algunos momentos a los zagueros amarillos. La mayoría trata bien el esférico y lo saca jugado, pero carecen de experiencia, algo que se acusa más cuando el jefe, Mussachio, lesionado, no manda desde el eje. Sin él, las posiciones centrales se las reparten entre Gabriel, Víctor Ruiz y el cordobés Dorado.

En los laterales, abrirán el campo dos auténticos carrileros como Jaume Costa y Mario, que ha logrado ya esta temporada cuatro goles —los mismos que Uche—. Con este tipo de futbolistas, se entiende la presión a todo campo que realiza el cuadro dirigido por Marcelino. La intención es recuperar el cuero lo más arriba posible para volver a tenerlo y, si hay posibilidades, sorprender a la defensa del adversario con un envío a la espalda.

Balón parado

Trigueros o Moi Gómez se encargan de poner en juego la mayoría de saques de esquina y faltas laterales. No destaca especialmente por su efectividad a balón parado el cuadro castellonense. Si su media de edad estaba entre las más bajas de la categoría, algo similar ocurre con la estatura. La amenaza aérea es mínima.

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