La buena publicidad

Como en todos los órdenes de la vida, las cosas se pueden hacer bien (o no, como diría Rajoy). En el mundo de la publicidad pasa lo mismo. Un anuncio mal creado, mal orientado, puede malograr y hacer fracasar el producto que se ofrece. No fue solo por lo que comento, pero que se lo digan a los propietarios de una fábrica de cervezas de Burgos, allá por 1967. Tuvieron que hacer desaparecer la marca en tan solo dos años. Para mí que la campaña publicitaria que se puso en marcha no fue nada acertada. Recuerdo el anuncio: al finalizar una caza mayor en África, los participantes brindaban con esa cerveza, por haber obtenido los máximos trofeos. O sea, que era una actividad exclusivamente para gente rica y, por lo tanto, a ella iba dirigido el producto. Los creativos de esa campaña se equivocaron y no supieron transmitir a través de los spots lo que se pretendía, que no era otra cosa que atraer a un público selecto, pero no exclusivo o millonario.

España siempre ha tenido buenos creativos, que en nada tienen que envidiar a los que vienen de fuera. Recuerdo campañas magníficas de Cola-Cao, de Iberia, de la ONCE... Hubo una que recuerdo con especial cariño. Era algo atrevida, pero me impactó. Como se recordará, con Rank Xerox llegaron a España las primeras fotocopiadoras en color. El anuncio se titulaba así: «Tan fáciles de manejar que hasta un jefe sabría hacerlo». Supongo que más de uno se molestaría. ¡Qué le vamos a hacer!

Podría seguir con el tema, pero el motivo de este escrito es felicitar públicamente a Loterías y Apuestas del Estado y al equipo de creativos publicitarios que anuncian el próximo sorteo de la Lotería de Navidad. Este anuncio pasará a la historia. Es de lo mejor que he visto a lo largo de mi vida profesional. Siento envidia sana por no haberlo creado o parido yo. Me conformo, como reza la campaña, con que «el mayor premio es compartirlo»