El triunfo de un ideólogo socialista
¿Y por qué anuncio tal triunfo? Sencillamente porque vemos ya claramente el último tramo de la hoja de ruta diseñada por el ideólogo socialista que más adelante citaré, que desde el inicio de nuestra convivencia en democracia (superados los primeros años de acoplamiento y reajuste «a la española») se ha ido cumpliendo progresivamente, siguiendo una estrategia y una política que ha sido capaz de cambiar España y por ende a los españoles. Anunciada y formulada por este personaje anticipadamente hasta convertirla en lo que es hoy: un estado cuasi-federalista con 17 mini-estados cuasi-independientes (las antiguas regiones españolas), endeudado hasta alcanzar el segundo puesto a nivel mundial (1,1 millones de euros). Y permitiendo además que dos de estas regiones o mini-estados, la catalana y la vasca, traten de romper la unidad territorial y política de este ya empobrecido estado español, que a muchos les ha hecho millonarios, dicho sea de paso.
Con esto se cumple fielmente lo anunciado por el «fiel ideólogo socialista» cuando pronunció la frase: «A España no la va a conocer ni la madre que la parió». Tanto es así que además hasta su propio nombre molesta, pues la llaman con indiferencia, desprecio y falso distanciamiento «este país».
Objetivo de desnaturalización de España, la nación más vieja de Europa, reconocida en la antigüedad como Iberia, más tarde como Hispania y, desde los Reyes Católicos, como España. Objetivo del que se ha ido preocupando de llevarlo a cabo desde su privilegiado sillón de diputado, después de dejar la primera fila política.
Felicidades por ello, don Alfonso, y que pase una buena Navidad ya por fin en su casa en compañía de su hermano y demás familia. Felicidades que por cierto también ha recibido del presidente de la Cámara de Diputados, el señor Posadas, del Partido Popular. Es su triunfo, señor Guerra; lástima que no haya sido el de España, «nuestro país». Sólo recordaré otra frase que a lo largo de nuestra historia se repite: «el español renace de sus propias cenizas». Cenizas que se las debemos a usted y a su partido en gran medida.