Los exdelegados de Cultura, entre la esperanza y la autocrítica por la demora

Mercedes Mudarra se lamenta de la «falta de apoyo institucional» e incluye en ello a la Junta de Andalucía

Los exdelegados de Cultura, entre la esperanza y la autocrítica por la demora VALERIO MERINO

LUIS MIRANDA

El primer fruto se ha visto en noviembre de 2014, cuando Medina Azahara ha entrado en la lista indicativa para poder ser candidata a Patrimonio de la Humanidad. Pero no se había empezado a trabajar entonces, ni hace poco, sino mucho antes, y se había hecho casi siempre bajo la coordinación de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, responsable de la gestión y apertura de la ciudad de Abderramán III.

Por eso sus responsables en los últimos años tenían que hablar de lo que ahora ha sucedido, y lo que dicen oscila desde la memoria del trabajo hecho hasta la esperanza, pero también hay quien hace autocrítica y muestra con sinceridad que este paso tendría que haber llegado mucho antes.

Cuando comenzó el trabajo para que Medina Azahara fuese Patrimonio de la Humanidad era delegada Rafaela Valenzuela, que estuvo en el puesto los ocho años en que fue consejera Carmen Calvo, es decir, de 1996 a 2004.

«Esto viene a reflejar el salto que ha dado Medina Azahara en los últimos años», dijo. La inauguración de la exposición «El esplendor de los omeyas cordobeses», en mayo de 2001, supuso «un momento máximo y puesta de largo de un yacimiento modélico». Eran años en que Medina Azahara no lo tenía fácil. Rafaela Valenzuela recuerda cómo «el acoso era bastante fuerte, pero se consiguió detener». Se refería a la presión urbanística de las parcelas y a la posible creación de un parque temático junto a Medina Azahara, que amenazaban la contemplación del conjunto. No en vano, la zona BIC todavía no era tan amplia como ahora, ya que el perímetro actual sólo se delimitó hasta bien entrado el siglo XXI, y por lo tanto la zona protegida era menos extensa.

La consecuencia no fue sólo detener la actividad que podría haber afectado a la ciudad palatina de Abderramán III, sino también, asegura, un cambio en la visión que los ciudadanos tenían del yacimiento arqueológico. Todo eso se consiguió con muchas actuaciones, como la realización de actividades y la apertura de nuevos espacios para visitar dentro de Medina Azahara. El más emblemático, la casa de Ya’Far, uno de los principales visires del califa. «Entró dentro de los hábitos culturales de los cordobeses, que empezaron a acudir allí», manifestó.

Como conscuencia, Rafaela Valenzuela se mostró optmista sobre la declaración y aseguró que llegará más pronto o más tarde, aunque «todo dependerá de cómo se encuace y organice» el trabajo y el expediente que tiene que convencer a la Unesco.

A Valenzuela le sucedió en el puesto Mercedes Mudarra, que estuvo desde 2004 hasta 2009, y que también tuvo en la lucha contra las parcelaciones una de las grandes batallas. Su visión fue la menos complaciente con la que había sucedido: «Bajo mi punto de vista llega tarde, porque un camino que comenzó en el año 1998 ya debería estar resuelto».

A su juicio, si se hubiera empezado antes este camino ya podría estar conseguido el objetivo de que Medina Azahara fuese Patrimonio de la Humanidad. «Habría sido más fácil cuando se consiguió para el Casco Histórico, en 1994», afirmó la ex delegada, que insiste en que ahora la competencia es más dura y son muchos los bienes del patrimonio histórico español los que lo han conseguido desde entonces.

Los ciudadanos

A su juicio, a la aspiración de Medina Azahara a Patrimonio Mundial «le han faltado apoyos de las instituciones». De todas, porque no salvó a ninguna de las tres fundamentales para sacar adelante al proyecto: ni al Estado, ni a la Junta de Andalucía ni al Ayuntamiento de Córdoba. Salvo la segunda, en ambas ha habido cambio de partidos en los últimos años, lo que hace que ninguna formación (ni el PSOE) se salve. De hecho, según ella, habría que haber buscado también «el apoyo de la ciudadanía», que fue clave en la declaración para el Casco Histórico. Mercedes Mudarra vivió en primera fila la construcción del Museo de Medina Azahara y centro de intepretación, pero ahora se muestra desiluionada con lo que sucede. «¿Cuántas veces vamos a perder?», se pregunta al enumerar cuestiones como la derrota en la lucha para ser Capital Europea de la Cultura en 2016.

Según Mudarra, la protección puede servir para frenar las parcelaciones, antes que la existencia de esta sea un obstáculo para lograrlo, pero para ello será fundamental la unidad de criterio entre las Administraciones.

Le sucedió Joaquín Dobladez, que estuvo al frente de la Delegación de Cultura entre 2009 y 2012, y que vivió la inauguración del centro de interpretación en sus primeros meses de trabajo, y también la puesta en marcha y cómo se integró en las visitas al yacimiento para poder conocerlo mejor. Para él, la aspiración de Medina Azahara puede tener alguna debilidad, como la de las construcciones que la rodean, pero en su conjunto «son más las fortalezas».

Esto es síntoma, según él, «de un buen trabajo», así que, como Rafaela Valenzuela, se mostró «optimista» para lograr que Medina Azahara entre la lista del Patrimonio Mundial.

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