LA CERA QUE ARDE

Los Goya

Lo bueno del cielo, Paco, es que no ponen películas subvencionadas

RAFAEL GONZÁLEZ

LO primero que te habrá sorprendido, amigo Paco, es esa nueva realidad desde la que observas a los corruptos y a los que te quieren, a todo el mundo que ya no es tu mundo aunque te hayas llevado gran parte de él. Lo bueno que tiene el cielo es que no ponen películas españolas subvencionadas: eso que ganas y lo sabes. Es bastante probable que no tengas ni que encontrarte con los Bardem en un futuro, salvo con Juan Antonio, porque un hombre que hace una maravilla como «Muerte de un ciclista» se merece una parcela grande de paraíso, por muy comunista que fuese. De hecho, los comunistas buenos van al cielo, por mucho que se les tuerza la tozudez marxista. Yo no quería traer aquí la palabra muerte porque es lunes y los lunes bastante tienen con ser como son. Pero tampoco esperábamos que te murieses tan de sopetón y ni tan siquiera esperábamos que eso fuera a ocurrirle a un tipo como tú.

Me han contado que tocabas madera con una sonrisa, la madera del mostrador de la Góngora, que ha sido nuestro lugar para últimos encuentros con abrazos, palabrotas para quienes se la merecen y algunas confidencias. Cuando me enteré de tu enfermedad, pensé escribirte unas lineas hablando de naipes que saca la vida y saber jugarlos y tal: una cosa moña, en definitiva, que no te habría gustado y que me alegro no haber hecho. Por eso hoy te escribo aquí y porque te lo pasabas bien leyendo esta cita semanal que a veces tanto me cuesta. Y además eres de los pocos que lo manifestaban, con tus correos llenos de gratitud y cariño.

Cariño nunca te ha faltado, desde luego, has sido un obsequiador de cariño, de esos que te ayudan a reencontrarte con el género humano y hacen pensar que no todo está perdido y que gracias a Dios en el mundo ha habido y hay gente como tú. Yo los jueves en la radio hacía el chiste del cine español primero porque me daba la gana y segundo porque sé que gustaba y que solías escribir corriendo celebrando la chanza. En cualquier caso, a veces con otros asuntos te ponías muy Fernán Gómez mandando a la mierda a todos esos (y esas) que efectivamente deberían estar allí. No te afeaba el carácter, sino todo lo contrario, por eso siempre era un placer enfadarse a la par contigo. Desde hace algunos años tú no sólo eras tú sino también Mati, que ahora se ha quedado triste y como por la mitad, aunque con la herencia de los muchos que os quieren de verdad. Leía en una de las cosas bonitas que te han escrito, Paco Cerezo, que hacíais una pareja culta, elegante y hermosa. Cierto. Tan cierto como que no estamos acostumbrados a ver y disfrutar parejas así que lo son de verdad. Ya sabes, esa impostura que tanto te sacaba de quicio.

Seguiré vigilante y zumbando la badana, aunque ya no me lleguen tus correos llenos de risas en mitad de un programa o un lunes a mediodía para comentar La Cera ésta. Me fastidia no haberte dado otro abrazo, de esos grandes. Yo te he dejado pagado un medio en la Góngora. Tómatelo a mi salud y llena de risa y cariño esa dimensión que quizá no esperabas y en la que seguro ha encontrado acomodo eterno el corazón gigante que tenías. Ah, y tranquilo: la noche de los Goya no la retransmiten allí.

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