Festival Rafael Orozco

Versatilidad y alto voltaje

F. JAVIER SANTOS

Fecha: 19 y 20 de noviembre.

El auditorio del conservatorio superior acogió el miércoles otro sorprendente recital a cargo de la pianista alemana de origen sefardí y nacida en Moscú María Mazo, ganadora de Concurso Internacional de Piano Beethoven de Viena 2013 y laureada, entre otros, en el Rubinstein y en el Van Cliburn. Llegó con un peligroso programa dedicado en gran parte a su autor favorito con dos de sus más conocidas sonatas, la «Waldstein» y la «Apassionata». Ante éstas mostró nuestra intérprete conexión total con la obra del autor de Bonn, otorgando a sus trabajos una dimensión sinfónica realmente apabullante en una versión de cierto cariz historicista y en la que logró exceder con ellas el estrecho marco sonoro del piano y que Beethoven siempre pretendió sobrepasar. Impresionante.

La versatilidad interpretativa alternó las sonatas con una colérica versión del electrizante y endiablado arreglo que Guido Agosti realizara de «El pájaro de fuego» de Stravinsky y con la interpretación en la segunda parte de la «Balada nº 1» de Chopin, abordada con técnica y planteamiento romántico de manuales en un recital de grandísima altura.

Y cuando aún retenemos en la memoria la versión que realizara Domenico Codispoti de la segunda de las sonatas para piano de Rachmaninov hará unos tres o cuatro años y después de presenciarle de nuevo el jueves con el segundo de sus conciertos, queda bastante evidente que es en ese repertorio donde mejor parece funcionar nuestro conocido, querido y reclamado intérprete, cuya sólida técnica e intenso sonido encuentran perfecto acomodo en la música del ruso y con la que sella interpretaciones de muy alto voltaje.

En esta ocasión el director invitado, el coreano Jun Kim, no pudo o no supo terminar de hacerse con el control de la Orquesta de Córdoba la cual, demasiado desafinada según qué cuerdas y bastante desajustada en general, pareció llevar caminos diferentes al del solista.

Podría haberse achacado al pianista italiano que su vehemente fuego y un exceso de individualismo hubiesen podido complicar en exceso el trabajo de la formación, pero cuando durante la segunda parte del concierto la «Séptima» de Beethoven tampoco encontró su acomodo, las responsabilidades parecieron quedar entonces bastante más definidas aunque afectaran a todos. Al menos el «Allegro con Bri»o conclusivo sí logró salvarse pero claro, la inercia expansiva de esta obra maestra es tal, que escapar a ella se antoja un imposible a poco que se den las notas.

Versatilidad y alto voltaje

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