Diez lugares para comer los mejores churros en Córdoba
Una de las trabajadoras del Don Pepe muestra una ración de los populares churros - v. merino
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Diez lugares para comer los mejores churros en Córdoba

ABC te ofrece una ruta para disfrutar del jeringo más clásico

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ABC te ofrece una ruta para disfrutar del jeringo más clásico

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  1. Cafetería Don Pepe (Las Tendillas)

    Una de las trabajadoras del Don Pepe muestra una ración de los populares churros
    Una de las trabajadoras del Don Pepe muestra una ración de los populares churros - v. merino

    Los churros del Don Pepe son un clásico a espaldas de la plaza de Las Tendillas. Esta cafetería es una referencia en el Centro de Córdoba desde hace más de 30 años. La propietaria del establecimiento Aurora Ortiz asegura que el secreto está en ofrecer el churro de toda la vida, amasado cada mañana y el chocolate artesano. Una recetas que hace las delicias de todo el que decide hacer un alto en su tarde de compras, o simplemente, desayunar. Una ración de estos churros cuesta 1,50 euros. A cualquier viandante que le pregunte sabrá guiarle hasta esta cafetería que cuenta además con parada de taxi en la misma puerta.

  2. Churrería El Pilar (Avenida Barcelona)

    El propietario de El Pilar, Rafa Castón, ofrece un plato de jeringos elaborados por él mismo
    El propietario de El Pilar, Rafa Castón, ofrece un plato de jeringos elaborados por él mismo - v. merino

    A las 8 de la mañana, la churrería El Pilar, en la avenida de Barcelona, comienza a llenarse de clientes. Esta churrería familiar, muy popular es propiedad de Rafa Castón, que conoce el negocio desde dentro, ya que en sus inicios fue trabajador del establecimento hace una década, para finalmente, adquirir el negocio. Sus churros son una receta clásica elaborada con harina, masa madre, aceite y sal y moldeada con los palos de siempre que se pueden disfrutar tanto en el desayuno como en las meriendas. Un negocio abierto todos los días del año (excepto el 25 de diciembre) mañana y tarde.

  3. Churrería de la Plaza de Toros

    Junto al Coso de Los Califas, Felipe recibe a la clientela atraída por el olor de los churos
    Junto al Coso de Los Califas, Felipe recibe a la clientela atraída por el olor de los churos - v. merino

    Los churros de laPlaza de Toros de Córdoba son un clásico. Un quiosco regentado por Felipe que, aunque ha tenido varios emplazamientos durante la útlima década, está situado en un lugar emblemático con una clientela que va desde los más jóvenes a los mayores del barrio. Además de sus churros o sus patatas fritas recién elaborados, Felipe ofrece sus particulares «garrafitas» para llevarse un buen chocolate caliente a casa. Las mañanas de los fines de semana son especialmente bulliciosas para este churrero de Gran Vía Parque con Manolete, acostumbrado a servir cientos de raciones sobre todo, cuando llega el frío.

  4. Churrería Mari Paz (Plaza de la Corredera)

    Mari Paz saborea los churros con chocolate en el interior del establecimiento
    Mari Paz saborea los churros con chocolate en el interior del establecimiento - v. merino

    Desde 1993, en este pequeño local, que fue en sus tiempos un anticuario, en los soportales de la Plaza de la Corredera, Mari Paz Guerro ofrece jeringos y churros. Una receta única que se puede degustar en la terraza que ocupa en la impresionante plaza castellana, uno de los iconos turísticos de la ciudad. Chocolate artesanal, café, tartas, pastel cordobés y sandwiches. Mari Paz recueda cómo en el antiguo mercado de abastos central, que por entonces era el único, había dos o tres churrerías, cuando no existían en ningún otro lugar. Hasta este rincón, citado en numerosas guías turísticas, se pueden encontrar clientes de todos los rincones del mundo, desde japoneses a chinos y sobre todo, franceses.

  5. Cafetería Milán (Bulevar Gran Capitán)

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    La cafetería Milán es tan popular en el Centro de la capital que da nombre al pasaje del Bulevar Gran Capitán donde se encuentra. Este establecimiento, especializado en desayunos, ofrece los típicos lazos denominados «churros de patata» con un servicio excelente, tanto en el interior de sus instalaciones como en la amplia terraza en propio bulevar, centro neurálgico de la ciudad. Además de los desayunos, esta cafetería ofrece menús del día, gran surtido de tapas y raciones, con calidad de comidas y rapidez en el servicio.

  6. Cafetería Niza (Ciudad Jardín)

    v. valerio

    La Cafetería Niza en la plaza de Costa Sol en el barrio de Ciudad Jardíncumple 50 años. El abuelo de Rafael García, tercera generación al frente de este negocio, fundó la cafetería cuando aún no se había levantado este popular barrio. Su nieto recuerda que desde el local se podía ver Almodóvar. La formúla de los churros es la tradicional, lo que se acompaña con las mismas marcas desde hace medio siglo tanto del chocolate como del café o de la propia leche fresca que utilizan a diario. Hay churros y jeringos redondos, los huecos por dentro. Se trata, sin duda, de un establecimiento emblemático visitado además de por muchos estudiantes, por familias y extranjeros. Un café que ha sabido innovar con zumos naturales, milhojas de churros con chocolate o «café latte» entre una larga carta de cafés como el especial de «chocolate, galleta molida, crema de leche, café nata».

  7. El Jeringo de Oro (Marrubial)

    La familia Morales Benítez regenta desde hace casi medio siglo el Jeringo de Oro
    La familia Morales Benítez regenta desde hace casi medio siglo el Jeringo de Oro - v. merino

    Churreros desde hace más de medio siglo, la familia Morales Benítez comenzó a empapar el papel de estraza en los años cincuenta junto a la plaza de abastos de La Mosca, en el Marrubial. Por aquel entonces, la abuela de la actual propietaria, Toñy Elías Morales, tenía que dejar ese quiosco de latón a un hijo soltero, así era antes de la democracia, aseguran. Entonces, este puesto pasó a su hija, madre de su actual dueña. Con la misma receta que antaño, en la calle Frailes, junto a los Padres de Gracia han seguido manteniendo la clientela de todo un barrio con sus jeringos. Unos jeringos por los que hacen cola los cordobeses, sobre todo, los domingos por la mañana. La popular frase al llegar al local es «la cola llega a San Lorenzo», dado el éxito de estos jeringos genuinamente cordobeses.

  8. Quiosco Plaza del Mediodía (Sector Sur)

    En la imagen, uno de los hermanos que regenta este quiosco en el Sector Sur
    En la imagen, uno de los hermanos que regenta este quiosco en el Sector Sur - v. merino

    Los jeringos de la plaza del Mediodía en el Sector Sur son uno de los más populares de esta zona de la ciudad. Dos hermanos, amantes de la música, regentan este pequeño quiosco con la misma receta de hace más de medio siglo. El papel de estraza y los juncos para llevarlos sin quemarse (ya en desuso) han sido durante décadas la imagen de esta plaza con uno de los jeringos más económicos de la ciudad. Una rueda por poco más de 30 céntimos. Además, estos hermanos ofrecen papatas fritas artesanas o incluso una taza de chocolate.

  9. Churrería Macape (Santa Rosa)

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    Para los vecinos del barrio de Santa Rosa, los churros de Macape son los mejores de la ciudad. Desde los años 80, la familia Ruiz Campos ha regentado este establecimiento de la calle Comandante Velázquez, 3, muy cerca de Cruz de Juárez que ofrece los jeringos de toda la vida desde 2,15 euros la ración. La receta no ha variado en estos treinta años desde su apertura con una clientela fija que puede elegir entre llevarlos a casa o tomárselos en el propio local. Carlos Ruiz representa la segunda generación al frente de este popular local de Santa Rosa y asegura que «quien los prueba a buen seguro, repite». De hecho, Ruiz constata que de las siete churrerías que había en el barrio en los años 80 sólo quedan dos.

  10. Quiosco Santos Mártires (San Basilio)

    Antonio Miguel es la tercera generación al frente de este quiosco junto a San Basilio
    Antonio Miguel es la tercera generación al frente de este quiosco junto a San Basilio - archivo

    Junto al barrio de San Basilio y el mercado del Alcázar simpre se han vendido churros. Primero, en un quiosco de latón itinerante y, más tarde, en un quiosco fijo que le dieron a la abuela de los actuales propietarios Valle y Antonio Miguel como viuda de guerra. La misma masa de los jeringos de los años de posguerra es la que sigue utilizando Antonio Miguel cada día en este enclave frente al renovado mercado de abastos. Uno de los secretos que se ha mantenido desde que lo utilizaran por primera vez en el quiosco de chapa en los años 40 ha sido el aceite de oliva, que le da un sabor único a estos jeringos. Tres generaciones que se mantienen en el tiempo pasando de calentar el aceite con la carbonilla que recogían de la estación de renfe en aquellos tiempos difíciles al gas butano que ha facilitado mucho las cosas, reconoce el churrero de la plaza de las Manos.

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