EL PULSO DEL PLANETA

Entre el cielo y la tierra

Entre el cielo y la tierra KLM

JOSÉ-PABLO JOFRÉ

La aerolínea KLM y el portal de viajes Airbnb convierten un avión ya «jubilado» en un apartamento de lujo cerca del aeropuerto de Schiphol

El portal de alojamientos Airbnb quiere hacer las paces con Ámsterdam. Después de las quejas de las autoridades neerlandesas, que acusan al gigante estadounidense –Airbnb cubre 800.000 propiedades en ciudades de 192 países– de que sus transacciones eluden las normas locales como el pago de las tasas turísticas, el portal se ha unido a KLM para ofrecer alojamiento en un «avión de lujo». Airbnb y la Royal Dutch Airlines han convertido un avión ya jubilado en un hotel muy especial estacionado muy cerca del aeropuerto de Schiphol.

La curiosa campaña de marketing de ambas empresas tiene como protagonista a un avión jubilado que ha dado la vuelta al mundo exactamente 3.675 veces. Antes de retirarse, sin embargo, ha sido completamente remodelado en su interior y adaptado como una residencia de lujo a medio camino entre el cielo y la tierra. Cuenta con una gran sala de estar, un dormitorio principal, dos camas individuales, dos cocinas completamente equipadas y sala de cine. Y permanece en las pistas de uno de los principales aeropuertos de Europa, por lo que puede servir de terapia de choque contra el miedo a volar.

Contando los alrededores, el alojamiento cuenta con nada menos que cuatro mil metros cuadrados, aunque en su interior solo tiene 366 metros cuadrados. Decidir cuál de los siete cuartos de baño usar puede ser un problema que, sin embargo, queda superado por el hecho de abrir las 116 ventanas por la mañana antes de desayunar. El hotel-avión –o viceversa– estará abierto durante tres días: el 28, 29 y 30 de noviembre, y para hacer una reserva hay que participar en un concurso donde el ganador no solo podrá alojarse una noche en el avión, sino que KLM lo traerá desde cualquier punto del planeta.

Hasta ayer estuvo operativo el concurso para ganar una noche en el avión-piso de Ámsterdam, en el que se participaba a través del anuncio en Airbnb que está publicado en el portal como un alquiler más. Y como todos los anuncios, tenía también sus normas: «1) No volar. 2) No usar la rampa inflable de emergencia. 3) Fumar no está permitido cuando la señal de «no fumar» está encendida. 4) No asar malvaviscos con piezas del avión. 5) Por favor, poner agua a las plantas y alimentar nuestros peces. 6) El consumo de alcohol no está permitido. 7) Por favor, trata nuestro avión como tratarías tu propio avión».

Desde su creación hasta junio de 2012, se han hecho 10 millones de reservas a través de Airbnb, que fue fundada en noviembre de 2008 por Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk en San Francisco, Estados Unidos. La financiación original fue obtenida de la incubadora de empresas «Y Combinator». Más tarde, Greylock Partners, Sequoia Capital y Ashton Kutcher también invirtieron en la empresa estadounidense.

Ganarán el concurso quienes hayan respondido de la manera más ingeniosa a la pregunta «¿por qué quieres venir?» En inglés, se entiende, y en un máximo de cien palabras. Los anuncios de Airbnb siempre tienen como anfitrión virtual al dueño de casa, que en este caso es la aerolínea holandesa –y francesa–: «¡Hola, soy KLM!», dice el perfil del anfitrión en español, y prosigue en inglés: «Somos KLM. Nos conocen como Royal Dutch Airlines. Somos del país de los molinos de viento, el queso y Vincent van Gogh, y vivimos en el aeropuerto Ámsterdam Schiphol».

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