África como solución

MANUEL ARMENTEROS MARTOS

Todos los foros internacionales, el G-20, la OIT, la OCDE, el Banco Mundial, alertan de la mala situación por deflación o tendencia a la recesión, del mercado de trabajo tanto en Europa como en el mundo desarrollado, y anuncian escasas perspectivas de salida a corto plazo. Quiero entender sea debido a unos mercados ya muy saturados. Últimamente el Banco Central Europeo (BCE) presentó un informe al respecto, ante la cumbre ya celebrada del G-20 en Brisbane (Australia). Recordándoles que estos países del G-20 representan alrededor del 90% de la actividad económica mundial, en la actualidad. Invitándoles a poner en marcha medidas ambiciosas de inversión, favorecedoras de trabajo y empleo. Pero, ¿dónde o hacia dónde? Modestamente creo que... ¡en África!

África, continente muy rico en materias primas, hoy extraídas y explotadas principalmente por China, sin que este país realice la contraprestación debida hacia su desarrollo, ya justificarían el fin de estas inversiones hacia su industrialización. La energía a emplear para su desarrollo inicial sería eminentemente la solar, y en este campo España, puerta de África, tiene la palabra y la técnica.

Invirtiendo en este vecino continente, concibiendo un vasto, amplio y coordinado plan de desarrollo e industrialización, Europa, y cómo no España, vivirían por décadas unas fructíferas etapas generadoras de empleo y trabajo, absorbiendo nuestras altas tasas de desempleo. Comenzando, haciendo realidad la construcción del puente tendido o sumergido del Estrecho de Gibraltar (según proyectos ya ultimados), abrazando así Europa y África, a través del transporte diario por carretera y ferrocarril dentro del túnel.

Todas las voces confluyen en África. La económica-financiera e inversora (bien vista y de futuro, sembrando hoy para recoger mañana), la social y la humana. Esta última por medio de la Iglesia, que en todos los foros internacionales de ayer y hoy expone y exhorta se aplique su Doctrina Social, que a través de sus máximos Pastores, como desde sus Encíclicas, expresan que el dinero y la utilidad de sus inversiones deben ser aplicadas constantemente y extendidas en favor del desarrollo de vida para todos los hombres, como moradores legítimos de nuestro Planeta. Y recomienda llevar a cabo también “la globalización de los corazones humanos”, facilitando con ello el hermanamiento real e intercontinental.

Obvia decir que las actuaciones (de instalaciones, itinerarios de suministro, etc.) serían vigiladas bajo protección de un brazo armado y humanitario, tipo “OTAN africano”, que colaborando con las fuerzas de seguridad de estos Estados subdesarrollados africanos permita inicialmente este desarrollo en nuestro Continente vecino. ¡Tenemos y debemos invertir en África, cuna originaria del Homo Sapiens!

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