Campofrío trabaja contra reloj para reubicar producción y plantilla

La cárnica intenta mantener a sus proveedores

P. ABASCAL

Los directivos de Campofrío han movilizado a todos sus equipos para buscar soluciones a la situación generada por el incendio que ha arruinado su planta principal en Burgos, de donde salían 60.000 toneladas de producto al año. Quieren evitar la pérdida de cuota de mercado por desabastecimiento de los puntos de venta, pero también asegurar el futuro de sus trabajadores y sentar las bases para recuperar la producción en una nueva planta que intentarán que esté abierta lo antes posible. De hecho, buscan la manera de acelerar todo el proceso para adelantar su apertura, que el lunes estimaban en la segunda mitad de 2016. El director general de Campofrío España, Ignacio González, tiene claro que el objetivo es recuperar la producción sin dejar a ningún trabajador en el camino. No habrá despidos. Sin embargo, será inevitable un Expediente de Regulación Temporal de Empleo que sindicatos y dirección intentan negociar con las administraciones para que se cierre en las mejores condiciones posibles para los trabajadores.

Ayer dio la cara en la asamblea de trabajadores, que abarrotaban la sala principal del Fórum Evolución de la capital burgalesa, con capacidad para unas 1.500 personas e incluso levantó los aplausos de los trabajadores al afirmar que será «la más moderna del grupo en el mundo».

Pero hasta que llegue el momento de la reapertura, siguen pendientes muchos temas. De momento, los casi mil trabajadores «disfrutan» de unas vacaciones obligadas durante las que cobrarán una licencia retribuida, que es poco menos que su salario habitual, ya que se restan algunos complementos ligados a la productividad. La presentación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo será inevitable, pero la dirección quiere reducir su impacto.

Así, se analizan todas las posibilidades para reducir el número de los que se acogerán a esa fórmula, mediante el traslado a algunas otras plantas de la compañía que requieran refuerzos. Además, se pretende que la producción que se elaboraba en Burgos se traslade temporalmente a otras factorías del grupo, a poder ser en España. Por último, se busca que los proveedores de Campofrío puedan seguir abasteciendo a las factorías que se encarguen de esa fabricación temporal. Según las organizaciones agrarias cada día se sacrifican 7.000 animales procedentes de unas 2.000 granjas que dan trabajo a 3.000 personas, por lo que el efecto del incendio sobre el sector porcino también es grande.

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