EL 9-N DE LA FISCALÍA CATALANA

El anterior fiscal jefe de Cataluña fue destituido por mostrarse a favor del proceso soberanista. Su sucesor, tras negarse a presentar una querella contra Artur Mas, debe seguir el mismo camino

DESPUÉS de varios días enmascarando la más que evidente crisis de confianza con la Fiscalía de Cataluña, Eduardo Torres-Dulce no ha tenido más remedio que convocar la Junta de Fiscales de Sala para abordar la desafiante negativa de los fiscales catalanes a querellarse contra Artur Mas por desobediencia. Hemos dicho en esta página editorial que media docena de fiscales no pueden frenar la respuesta del Estado al 9-N. No hay explicación aceptable para esta situación de desgobierno interno de la Fiscalía, ni argumentos técnicos que justifiquen la polémica entre fiscales sobre una querella indiscutible y absolutamente necesaria, porque de ella depende la autoridad del Tribunal Constitucional, la superioridad de sus decisiones y la sanción del fraude de ley. Tanta prudencia política y tanto fiscal oportunista están impidiendo a España comportarse plenamente como un Estado de Derecho frente al secesionismo catalán. La suspensión del 9-N decidida por el TC solo tenía verdadero valor jurídico en la medida en que hubiera ido seguida de las acciones judiciales adecuadas para hacerla efectiva. No había que esperar al 9-N para comprobar que Artur Mas había decidido desobedecer al TC y poner a prueba al Gobierno y la Fiscalía.

El balance de daños causados por el 9-N es cada vez más preocupante. El TC está desautorizado después de haber proporcionado dos unanimidades extraordinariamente valiosas contra las consultas separatistas, sobre todo la segunda, que suspendió el «proceso de participación». Ese esfuerzo del TC no ha tenido su reflejo en las actuaciones de la Fiscalía, víctima ahora del oportunismo político de los fiscales catalanes, claramente disuadidos de cumplir con sus obligaciones constitucionales por la presión nacionalista. No hay que olvidar que el anterior fiscal jefe de Cataluña fue destituido por mostrarse a favor del proceso soberanista. Su sucesor, José María Romero de Tejada, debe seguir el mismo camino. Eso sí, les faltó tiempo para apoyar las denuncias de partidos y particulares contra Artur Mas. Que trabaje la sociedad.

Tras este penoso episodio, es el momento de que el Ministerio Fiscal recupere el tiempo perdido. La convocatoria de la Junta de Fiscales de Sala es fruto de una crisis interna muy grave, y aunque se revista de normalidad –que no la tiene– es la oportunidad que tiene Torres-Dulce de enderezar el rumbo de la Fiscalía en este asunto, mediante un acuerdo favorable a la querella contra Artur Mas y su inmediata presentación –a rebufo de las denuncias que han presentado partidos y particulares– ante el Tribunal Superior de Cataluña. Y al mismo tiempo, depurar responsabilidades en la Fiscalía catalana.

EL 9-N DE LA FISCALÍA CATALANA

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