ESPAÑA DEBE APROVECHAR SUS RECURSOS
ESPAÑA tiene un gran potencial para generar recursos, no solo energéticos, mediante la explotación de las reservas que atesora su subsuelo. De Estados Unidos a Sudáfrica, pasando por Canadá o Australia, los yacimientos mineros abren una posibilidad de crecimiento que España –bien dotada de metales, preciosos e industriales– sigue ignorando por las presiones de los grupos ecologistas y, peor aún, por la indecisión de unos gobiernos que, uno tras otro, han preferido dar la espalda a este filón antes que tener que lidiar con nuevos frentes de oposición social. Abandonado y cómodamente enterrado, el negocio resulta ruinoso para España, necesitada de nuevas vías para crecer y generar empleo.
Frente a las costas de Canarias se abre ahora una oportunidad que no se puede desaprovechar, aún menos escudándose en los falaces argumentos de los ecologistas. Las aguas próximas a las islas podrían permitir la extracción de hasta 150.000 barriles al día y albergar una producción equivalente al 10 por ciento del consumo nacional durante veinte años. El país reduciría su elevada dependencia energética, al tiempo que se crearía riqueza, trabajo y hasta trescientos millones de euros al año en ingresos fiscales para las islas. España cuenta además con un potencial de gas equivalente a setenta años de consumo si se aprovecha la revolución del fracking.
Ningún país del mundo deja de explotar sus recursos por miedo al alarmismo ecologista o por los complejos gubernamentales a la hora de explorarlos. Ni siquiera Noruega, conocido por su respeto a la naturaleza, ha renunciado a explotar sus yacimientos petrolíferos. Desaprovechar la riqueza de nuestro suelo, bien surtido de metales y combustibles fósiles, representa una grave irresponsabilidad, económica y política.