Hacia el campo 2.0
Fimart ha reunido en la Diputación a empresas tecnológicas que han presentado nuevos dispositivos para las tareas más habituales del mundo agrario; las propuestas son atrevidas
Un dron llevó el pasado sábado a un rebaño de ovejas desde El Tablero a la Diputación en una demostración de los nuevos «pastores»
Fue el pasado sábado cuando cerró sus puertas la Feria de la Innovación Smart Rural (Fimart), que durante tres días ha mostrado en el Palacio de la Merced las últimas novedades tecnológicas con diversas aplicaciones en la agricultura y la ganadería. A lo largo de estas jornadas ha quedado demostrado que las empresas dedicadas a proveer de productos y servicios ligados a la innovación no olvidan al mundo rural en el desarrollo de su actividad, sino que lo tienen muy presente debido a las múltiples posibilidades que ofrece el campo.
Sin duda, una de las innovaciones que más éxito han tenido durante el evento han sido los drones. Son numerosas las firmas que han presentado en la feria sus prototipos de aviones no tripulados con diversas aplicaciones en el sector agrario, como es la realización de mapas topográficos o la vigilancia de animales. Precisamente, el sábado tuvo lugar una demostración de un dron que vigiló a un rebaño formado por 1.000 ovejas, que fueron atravesando algunos puntos del Centro de Córdoba.
El transporte de los agricultores fue otro elemento muy presente en Fimart. La empresa Agrosap ha desarrollado Trimble, una especie de piloto automático para tractores que facilita en gran medida la labor del productor. Un portavoz de la compañía, Pablo Agüera, explicó que el agricultor sólo tienen que dar un patrón al ordenador instalado en su vehículo, de modo que el sistema se encarga de moverlo según los parámetros descritos.
Agüera señaló que este dispositivo facilita mucha información al productor, como es el caso de hectáreas recorridas o posibles puntos de fuga a la hora de la siembra. «Todo ello con el objetivo de ahorrar costes», agregó. Esta firma también se ocupa de la gestión de flotas para conseguir más eficiencia en el funcionamiento de los vehículos dedicados a la actividad agraria.
Todo lo relacionado con el software también tuvo mucho protagonismo en la feria. Las empresas dedicadas a la elaboración de aplicaciones informáticas destinados al agro fueron muy activas. Una de ellas fue Alcuza, una compañía baenense de reciente creación formada por tres socios que dio a conocer su programa Alcuzapp que «optimiza los procesos de comunicación entre las almazaras y los olivicultores», según detalló uno de sus creadores, Antonio Moreno.
Actualmente, el productor acude a su cooperativa a dejar su recolección de aceitunas y días después tiene que volver a desplazarse a la almazara para conocer el número de kilos aportado. Con esta aplicación, lo que se consigue es que esa información llegue directamente al móvil del agricultor, lo que supone una ganancia de tiempo en relación a los procesos habituales. Si el productor no está de acuerdo con el pesaje de la cooperativa, puede emitir su queja directamente a través del programa informático. Moreno informó de que este sistema ya está implantado en algunas almazaras de la provincia, pero aseguró que están en conversaciones con otras empresas andaluzas y españolas para implantarlo.
Otra aplicación que se presentó en esta cita es la impulsada por Prosur, que ha desarrollado un programa gratuito que permite desde el teléfono móvil la elaboración del cuaderno de campo al agricultor. En este documento se registran diversos aspectos de la labor agraria, como los productos fitosanitarios utilizados o los trabajos que se realizan en la explotación. El gerente de Prosur, Manuel Cobo, destacó que todos los productores deben contar con un cuaderno de campo, ya que deben presentarlo ante cualquier inspección que tengan. Este directivo agregó que llevan trabajando dos años en esta aplicación, que «ha despertado el interés de muchos agricultores en toda España».
Agroguía es una aplicación para móvil que «permite desplazarte por tu explotación como si fuera un Tom-Tom y optimizar el trabajo del productor», apuntó el gerente de la firma vallisoletana que lo comercializa en España, Javier Santana. Esta compañía facilita al agricultor todo el equipo necesario, formado por una tablet, un GPS y el propio programa informático. Su precio total es de 1.300 euros. Esta aplicación ya lleva en el mercado varios años y cuenta con numerosos clientes en Andalucía, sobre todo en las provincias de Córdoba, Sevilla y Huelva. En el resto del país están muy implantados en Castilla y León, Castilla La Mancha y Extremadura.
Grandes grupos de la informática tuvieron también su hueco en Fimart. Durante la feria se presentaron las Google Glass, un dispositivo, que en el caso del campo, permite tener una información precisa del terreno en el que se trabaja, conexión con un técnico para que oriente al agricultor sobre la aplicación de un tratamiento determinado o un vídeo que explique en directo el manejo de un sistema de riego. Una de las desarrolladoras de este sistema, Cecilia Abadie, declaró que «en definitiva, se trata de mostrar información a los usuarios de teléfonos inteligentes sin utilizar las manos, permitiendo también el acceso a Internet mediante órdenes de voz».
Los regantes es un colectivo que en los últimos años ha sido muy castigado por los aumentos de costes derivados de la electricidad y la burocracia. La empresa Moyama Agrícola, asentada en el Polígono Industrial de la Torrecilla, ha puesto en marcha un sistema que, mediante la monitorización de la humedad del suelo y la evaluación de los datos obtenidos se consigue conocer cómo se mueve y se almacena el agua en el suelo, además de cómo es utilizada para el cultivo, «proporcionando recomendaciones de riego a tiempo real», explicó una de las socias de la empresa, Ana Moya.
Esta directiva añadió que esta monitorización se consigue con la instalación de puntos de control en zonas significativas de la finca. Dentro de estos puntos hay sondas de humedad, que son colocadas a distintas profundidades en función del tipo de cultivo y del suelo «con el fin de obtener una información rigurosa de todo lo que acontece en el terreno y así optimizar el riego».