Qué facilidad para olvidar

BELÉN MARTÍN RINCÓN

Hace menos de un mes, a finales de septiembre, las alarmas saltaron en nuestro país y en Europa a causa del virus del ébola, cuando este virus cruzó la frontera africana. Parece mentira que algo que provocó tanta preocupación haya pasado al olvido en tan poco tiempo.

Como ciudadana del municipio de Alcorcón, he llegado incluso a ver movilizaciones para que no sacrificaran a Excalibur, el perro de la enfermera infectada Teresa Romero, ya recuperada del temible y virulento virus. Aunque los medios ya no lo cuenten, sigue muriendo gente por el ébola a diario, pero, por desgracia, los Derechos Humanos se han tratado de aplicar antes a la vida de un perro que a la de miles de africanos.

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