El 76 por ciento de los municipios de la provincia vive de la agricultura
En el resto de las localidades, el sector servicios es el que más ocupados suma de forma casi unánime, salvo en Espiel, donde predomina la industria
Tres de cada cuatro municipios cordobeses dependen laboralmente del campo. Así lo refleja el último informe trimestral «Afiliados a la Seguridad Social en Andalucía» del Instituto de Estadística de la comunidad. Apunta, además, que en el 25% restante de localidades de la provincia el sector con más ocupados es servicios. Con la excepción de Espiel, la única en la que la industria es la actividad con más afiliados. En ningún pueblo ni ciudad, la construcción es el sector que aporta más trabajadores, algo lógico dado su hundimiento absoluto.
Al cierre de septiembre, de los 75 municipios de la provincia, en 57 la agricultura es el sector con más afiliados. Eso supone que el 76% de las localidades ligan la marcha de su mercado laboral a los frutos que dé el campo. Esa dependencia se torna más extrema en 39 municipios, donde más de la mitad de los ocupados son del sector agrícola. En esa lista, están ciudades con un volumen importante de población, como Aguilar (62%) y Palma del Río (52,2%).
Pero el parámetro más espectacular se recolecta en Valenzuela. En ese pequeño pueblo (1.289 habitantes), hay 444 afiliados a la Seguridad Social —pueden ser vinagorros o no, pues el informe mide los que trabajan en una localidad, vivan o no allí—. De ellos, ocho de cada diez trabajan en el campo (356). Valenzuela, ligada a la Denominación de Origen (D. O.) de aceite de Baena, tiene su motor económico en el cultivo y la cosecha de la aceituna. Un caso parecido es el del segundo clasificado del ranking de dependencia laboral de la agricultura. En Nueva Carteya (5.531 residentes), municipio de la D.O. de Baena, también viven pendientes cada año de cómo será la temporada del olivar. Hay 1.831 ocupados en el campo. Son el 79,5% del total de trabajadores del pueblo.
Otros cinco municipios «cosechan» niveles espectaculares [ver tabla junto a estas líneas] al aportar el campo más del 70% de sus afiliados: Espejo (73,7%); Adamuz (73,2%); Hornachuelos (71,4%); Guadalcázar (71,2%) y Santaella (70,7%). En todos, salvo en la localidad meloja, en la que prima el cultivo del naranjo, el principal referente es el olivar.
Este conjunto de datos refleja uno de los problemas que hacen que el mercado laboral cordobés no sea terreno abonado para crear empleo: existe una enorme bolsa de mano de obra vinculada a la agricultura. Son trabajadores que optan a ocupaciones poco cualificadas y muy temporales.
Y ahora es más difícil tener un empleo en la recogida de la aceituna o la naranja, las dos grandes campañas en materia laboral del campo cordobés —más la primera—. Con la crisis, muchas personas que perdieron su trabajo en otros sectores regresaron a la agricultura. De hecho, estar inscrito en la Seguridad Social en el régimen especial agrario no significa necesariamente estar trabajando, pese a estar afiliado al sistema. A quienes se integran en él se les permite estar dados de alta con periodos de inactividad.
En definitiva, estos 57 municipios con su alta dependencia del sector agrícola confían, en mayor o menor medida, gran parte del resultado de su mercado laboral a una sola carta. Lo hacen con un gran factor aleatorio. Distintos elementos pueden afectar a las cosechas, especialmente el clima, reduciendo los jornales. Si la citada carta sale mala, no tienen ases en la manga para jugar una segunda mano recurriendo a otras áreas de actividad.
En la casi totalidad del resto de localidades de la provincia (17), dominan los servicios. Es un sector con puntas de actividad, pero da empleos más estables que el campo, amparado en la potencia del comercio y el turismo. El primer puesto es de la capital. En ella, al acabar septiembre hay 97.961 trabajadores del sector terciario, con su enorme red de tiendas y la hostelería como bastiones. Suponen el 85% de sus afiliados a la Seguridad Social. Completan el podio Peñarroya (78%) y Alcaracejos (61%). En estas dos localidades los establecimientos comerciales y de hostelería tienen más peso que en el conjunto de la provincia.
Por detrás están Pozoblanco (59%) y Belmez (57%). En el guarismo pozoalbense, influye ser la cabecera de comarca de Los Pedroches. Le da un plus que facilita la actividad económica y especialmente el comercio. Y es que a uno de enero de 2013 (último dato disponible), el 38% de sus establecimientos eran comercios. Son cinco puntos más que la media provincial.
Respecto a Belmez, la fuerte presencia del empleo del sector servicios viene marcada por albergar la Escuela Universitaria Politécnica Superior.
Espiel, modelo industrial
Otro caso relevante es el de Cabra. Allí, el sector servicios manda, con el 45% de los afiliados. Su motor es el Hospital Infanta Margarita. Su plantilla y la atracción de pacientes del entorno —público potencial— son un factor para que supere en actividad comercial y hostelera la media provincial.
El único municipio en el que la industria es la que fabrica más empleos es Espiel. Hay 546 afiliados del sector fabril (56% del total). Este pueblo es un modelo de cómo un lugar asfixiado por el declive de la minería del Guadiato se reinventa. Su Ayuntamiento apostó por destinar las ayudas del Plan Miner estatal a generar suelo industrial. Ahora, cuenta con 830.000 metros de dicho suelo cuando hace dos décadas no tenía ni un polígono. Además, su Consistorio facilita enormemente la implantación de las empresas. La industria es una ventaja para un territorio, ya que es el sector con un empleo más estable y el que mejor aguanta los vaivenes de la economía.