El portazo como opción
Las familias que ocupan pisos de Antonio Maura reciben una oferta del banco para mudarse a viviendas sociales
El bloque número 51 de la calle Antonio Maura es uno de los ejemplos más vivos del papel de intermediación que juega Stop Desahucios con las familias con pocos recursos. Al menos tres familias llevan en torno a dos meses viviendo en otros tantos pisos de un inmueble embargado por un banco. Ellos mismos reconocen que Stop Desahucios ha ejercido una labor de intermediación, que les ha asesorado durante la ocupación de las casas. Además, se trata de un hecho evidente, porque en uno de los balcones del edificio cuelga una banderola de la organización en la que, acompañando al anagrama de la entidad se distingue una leyenda que dice «No más muertes».
Las familias que residen en el inmueble tienen una cosa en común: no han visto más opciones que pegarle un portazo a los pisos del edificio dejada a punto por sus promotores pero sin acabar de rematar porque los recursos propios se les han acabado y porque sus conocidos y parientes no pueden ayudarles más. «Esto es muy duro, lo sabemos, pero más duro es tener a tus niños en la calle», aseguraba esta semana a ABC uno de los padres de familia alojados en los pisos de la citada calle de Ciudad Jardín. «Sabemos lo que hacemos, quizás, no es lo más legal, pero no tenemos más remedio», añadió este mismo inquilino.
Justo cuando se produjo la visita de ABC Córdoba llegó al edificio ocupado un empleado de una entidad bancaria —la misma que tiene embargado los pisos— con una propuesta formal para que abandonaran las viviendas a cambio de que la entidad financiera se encargara de gestionarle una vivienda social ante las administraciones.
El resto de los vecinos de la calle conoce bien el problema económico que afecta a los inquilinos del número 51 de Antonio Maura. «Esas criaturas no tienen otro sitio donde ir, y lo peor es que ni el Ayuntamiento ni la Junta ni el Gobierno son capaces de darles una solución: un padre de familia desesperado hace lo que sea por sus hijos», afirmaba un vecino del otro extremo de la calle.