La «función social» de Escuelas Católicas llena la Catedral
Cerca de 5.000 participantes en el encuentro de estos centros educativos
Cerca de 5.000 personas, entre profesores, padres y alumnos, participaron ayer en el Encuentro con la Escuela Católica en la Catedral. Esta cita tenía un doble objetivo, dejar palpable su compromiso con la Iglesia a través de su participación en el 775 aniversario del primer templo de la Diócesis y desarrollar una «macro-convivencia» con la comunidad educativa de los colegios concertados de Córdoba. Hubo fiesta, juegos y espectáculos para los más pequeños, una misa catedralicia y, sobre todo, la «función social» que desarrollan estos centros como telón de fondo de la actividad.
Sobre las 10.00 horas, los participantes fueron llegando a la bajada del Puente Romano, en el entorno de la Torre de la Calahorra. Los colegios fueron dejando su impronta en este lugar. Algunos grupos se atrevieron a abrir la jornada con cantos religiosos y la mayoría portaban cartelones y banderas para distinguir sus colegios de procedencia. Hubo hasta pañuelos y gorros para sumarse a la fiesta de la Escuela Católica, entre cuyos promotores estaban el presidente de Escuelas Católicas, Antonio Guerra y los directores de una veintena de centros concertados de toda la provincia.
La organización dejó claro que no iba a ser una jornada reivindicativa, que lo iban a dejar para «otro momento». Sin embargo, algunos profesores y padres sí expresaron a título individual su «malestar» por el trato recibido por parte de la Junta. Algunos calificaron la relación actual como un «castigo» y otros como un «acoso».
Misa en la Catedral
El Patio de los Naranjos albergó la segunda parte de la fiesta católica. En las galerías se ubicaron distintos colegios para dar a conocer su lado más solidario, aquel que hace que las ayudas fluyan hacia el Tercer Mundo o simplemente a las numerosas familias necesitadas que hay en la ciudad.
El encuentro concluyó con una misa en la Catedral, que presidió el canónigo José Juan Jiménez, gran conocedor de la función docente en los centros católicos. Destacó el valor de la «educación cristiana», así como en la «aportación de un hecho diferente que suma en la construcción de la sociedad». Apuntó que las escuelas católicas «están muy vivas y prestan un gran servicio a la sociedad».