Ricardo Rojas y Salvador BlancoConcejal del PP y diputado provincial del PSOE
«Algo no hemos hecho bien»
Nada más comenzar la entrevista en la terraza de la cafetería de los jardines de la Agricultura, una señora se acercó a nuestra mesa con semblante destemplado. La grabadora apenas marcaba 2,50 minutos de registro y el café aún humeaba sobre la mesa. «Perdonen un momento», dijo con tono directo y seco. «Podemos va a llegar al poder y la culpa la tienen estos dos partidos, PP y PSOE», disparó sin paños calientes. La entrevista a dos de nuestros políticos domésticos con más trienios tenía por objeto examinar el creciente descrédito de la clase política y la crisis del bipartidismo. Y he aquí, desde luego, un preámbulo perfecto.
—Les aseguro que no estaba preparado.
—(Ricardo Rojas) La señora, como la mayoría de ciudadanos, está crispada. No podemos despertarnos y tener la noticia que si se ha investigado, que si se ha imputado, que si se ha detenido. Aquí lo malo es que los políticos honrados como yo, como Salvador y otros muchos del PSOE, PP e IU lo estamos sufriendo.
—¿Qué estamos haciendo mal?
—(RR) Muchas cosas. Entre otras, no haber modificado la ley electoral. Desde que entré en el partido defendí listas abiertas. La gente está hasta los mismísimos de que llegue el líder y diga no solo quién va en la lista sino en qué número. La gente quiere apertura y opinar.
—(Salvador Blanco) Esta señora representa un gran malestar de la población. Si a la crisis tremenda le unimos todos los casos de corrupción esto es explosivo. Tenemos que asumir todos nuestras responsabilidades.
—¿Y qué responsabilidad tienen los partidos mayoritarios?
—(SB) Cuando la corrupción afecta al otro le ponemos el foco y cuando te sale a ti son cosas menores. Tenemos falta de credibilidad y doble vara de medir. El que es chorizo lo es esté en el partido en que esté. Los ciudadanos han ido viendo los espectáculos que hemos dado en lugar de crear legislación, códigos éticos y normas.
—No se han puesto los mecanismos.
—(SB) Largo Caballero decía que había que poner al más honrado y vigilarlo como si fuera el más sinvergüenza. Si hubiéramos empezado a tiempo ahora no haría falta un tratamiento de caballo.
—¿Y el tratamiento se llama Podemos?
—(RR) No se llama ni Podemos ni queremos ni Ganemos. Se trata de que los granujas se apuntan a los partidos ganadores. Podemos es un experimento que no se lo esperaban ni ellos. Con un líder que promociona una televisión con una cara que comunica bien y es conocedor de la situación del país. Esto es estrategia.
—La señora ha dicho que la culpa de Podemos la tienen ustedes.
—(RR) Entiende que los que han gobernado España son los que tienen que arreglar los problemas. Todos estos chanchullos de la Gurtel, Bárcenas, los EREs y los cursos de formación la gente se los achaca a los gobernantes. Va en el sueldo. ¿Cómo se arregla? Con la unión de los dos grandes partidos.
—(SB) En los grandes temas de España, como el terrorismo o el debate autonómico, no hemos sido capaces de tener una postura de Estado.
—¿Y hay tiempo para más prórrogas?
—(RR) A nivel de Estado sí. Nos queda este año y 2015. El elector espera ese abrazo entre Sánchez y Rajoy.
—¿Qué resuelve esa foto?
—(RR) Que se visualice la unión de los grandes. El ejemplo está en Alemania.
—(SB) Los acuerdos de Estado hay que hacerlos bien. Si los ciudadanos perciben que se unen para tapar mala cosa. Me duele cuando se dice que no se hace nada y estamos viendo cosas que afectan a la jefatura del Estado o a ministros y presidentes de comunidad que entran en la cárcel. ¿Que es insuficiente? Posiblemente. Pero no todo el mundo se va de rositas.
—En 2008, los dos partidos mayoritarios sumaban más del 80%. Ahora no llegan al 50%. ¿Adiós al bipartidismo?
—(RR) Reciben más votos porque la gente lo quiere. Vamos a tener un desgaste importante porque no hemos sabido resolver los problemas. En política, los problemas o los atajas o se reproducen.
—(SB) Debemos decirle a los ciudadanos: «Esto lo hemos hecho mal». A partir de ahí buscar las fórmulas para que no vuelva a ocurrir y recuperar la confianza.
—¿Hay razones para el hartazgo?
—(SB) Hay motivos para estar preocupados.
—(RR) Hay parte de razones pero la democracia está consolidada. Vamos a pasar momentos delicados y la crisis va a ir desapareciendo en 2015.
—Si se introduce en internet las palabras «político» y «privilegios» salen miles de páginas. ¿Bulo o cruda realidad?
—(RR) A nivel de corporación municipal puedo decir que no hay prebendas. Creo que sí en diputados y senadores. Mire usted: yo voy a ir de viaje el próximo lunes a Madrid a una reunión de la Red Española de Ciudades Saludables y tengo que presentar el escrito de la FEMP, inscribirme y enseñar el billete del AVE. Que los senadores y diputados no tengan que justificar sus viajes y que, según mis noticias, alguno haya terminado la comisión a las 12, no tenga que volver hasta las 6 de la tarde, y se vaya a Barcelona en puente aéreo a comer gratis no puede ser. Hay que acabar con eso.
—(SB) Si hubiéramos tenido la valentía de denunciarlo hubiéramos evitado muchas cosas. Lo peor es pagar justos por pecadores. Hay concejales que no cobran y le han quitado horas a su familia para dedicarlo al bien común.
—(RR) A mí me duele. Yo soy un currante de la política. He sido teniente de alcalde de Córdoba y he llevado Hacienda, Economía, Turismo, vicepresidente de Emacsa y presidente del Patronato de Deportes con un sueldo de 220.000 pesetas. La gente no se lo cree y decía: «Por otro lado se lo llevará».
—¿Son ustedes de la casta?
—(RR) Sí. Yo soy de la casta obrera. Y a mucha honra. Yo no estoy en política para pasearme por los escaños, como muchos que tienen patrimonio y están para figurar.
—(SB) Algunos de los que hoy hablan de casta no han hecho nada por el bien común. Yo he estado 16 años de alcalde y me siento orgulloso de haber puesto mi granito de arena en la transformación de Palma del Río y los pueblos de Andalucía donde antes solo había miseria. No me voy a avergonzar de nada.
—Dígannos tres medidas inaplazables.
—(SB) Lo primero es reformar la Constitución. Adaptarla a los nuevos tiempos en el tema autonómico y en derechos básicos.
—(RR) Que los partidos no vayan con el mensaje de echar a quien gobierna sino con propuestas. Ahora bien: tú le preguntas a la gente por la Constitución y nadie sabe ni un artículo.
—Dígannos tres autocríticas inexcusables.
—(RR) Primero: permitir que las listas las configuren los dirigentes. Segundo: que quizás no se haya enseñado con transparencia el funcionamiento del país. Tercero: que cuando se diga por un político me he equivocado y presento mi dimisión ganaremos todos.
—(SB) Que se ha producido un alejamiento de los ciudadanos y si encima no damos respuesta a sus demandas mal vamos.
—¿El 15M puso el dedo en la llaga del sistema?
—(SB) Fue un momento de inflexión que mostró un malestar profundo de la sociedad. No es malo que, en lugar de echarse al monte, estén articulados.
—(RR) Tuvo su repercusión mediática y de ahí hubo un espabilado que dijo Podemos.
—¿No nos representan?
—(RR) A quien no haya votado al PP quizás diga que no les representa. Oiga, señor del 15M: si no los representamos deje usted que cada uno en las urnas exprese sus sentimientos.
—(SB) Los movimientos minoritarios hablan en nombre de todos. Lo estamos viendo en la cuestión catalana. No, mire usted: Cataluña son los dos millones que han votado más otros seis que no han ido a votar. Lo que vale de verdad es las urnas: Lo demás son fuegos artificiales.
—Por cierto, de la limitación de mandatos hablamos otro día. ¿No?
—(RR) Cuando se está gobernando dos o tres mandatos. En la oposición lo que el cuerpo aguante.
—(SB) Al principio no era partidario, pero me he dado cuenta de que es bueno. Hay que oxigenarse.
—(RR) Con respecto a diputados y senadores, el que vive en la calle de al lado del Congreso, ¿por qué hay que darle 870 euros todos los meses por alojamiento?
—Responda usted mismo.
—(RR) Yo respondo: hay que quitar todo eso.