Una ruina con posibilidades

Una ruina con posibilidades ABC

RAFAEL RUIZ

El Pósito de la Corredera es un edificio histórico que está abandonado y que tiene que recibir una gran reforma

LA inscripción del Pósito de la Corredera en el Catálogo del Patrimonio Histórico de Andalucía cumple con la memoria de un edificio que, hoy en día, es una ruina. Si el inmueble, que no monumento, tiene tejado es porque Procórdoba, hace años, hizo una intervención de urgencia y realizó unas pequeñas actuaciones para que el deterioro no fuera tal que un día hubiera que lamentar una desgracia. Y la realidad es que el Pósito ya estaba allí cuando Ronquillo Briceño y Antonio Ramos decidieron emprender la nueva Corredera, en el siglo XVII. Era uno de los edificios más notables de la zona, compuesta por un gran solar, el desaparecido Hospital del Socorro, la cárcel (hoy mercado) y la pared blanca, emplazada en la actual casa de Doña Ana Jacinto, quien se libró de la uniformidad de fachadas.

Si le hacemos caso a Ramírez de Arellano, el Pósito, un edificio de abastecimiento de la población mediante particulares sistemas de crédito, era de lo más bello. Y la crisis de estas instituciones dejó abandonadas las instalaciones a lo largo de décadas sin que se le buscasen alternativas. El actual es el segundo intento en reformarlo —IU lo intentó con la Junta, sin éxito— ante dos realidades: no hubo fondos para acometer su reconstrucción cuando se desarrolló el plan especial de la Corredera y la plaza se ha convertido en un foco de ocio ciudadano.

El Pósito dispone de dos plantas encajadas entre las plazas de la Corredera, las Cañas y el Socorro. Según el plan del Casco histórico, el estado de conservación es regular aunque habría que precisar que es tirando a muy malo o peor. La construcción se fundamenta en una serie de hileras de columnas con estancias laterales y un antiguo patio, que es preciso conservar, según las determinaciones de la norma urbanísica. La Junta ha realizado una inscripción genérica, la de todos los pósitos y tercias, como en su día declaró la protección de los triunfos erigidos a San Rafael.

El único anteproyecto conocido es el de Mercasa para el centro «gourmet». Un total de 1.300 metros cuadrados en dos plantas donde se aprovecha la particular fisonomía de celdas del edificio para colocar los establecimientos dejando los laterales del inmueble para los servicios comunes que se precisan como almacenes, cocinas u oficinas. El exterior se ocupa con un gran velador cubierto con toldos a modo de velas y el patio se aprovecha como zona de relación para hostelería.

La inscripción en el catálogo, que en sí misma es una buena noticia, no implica que la reforma sea inviable. Ésta o cualquier otra. Lo que plantea es que habrá más ojos vigilantes de que todo salga bien y, sobre todo, que las cautelas serán elevadas.

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