PUNTO DE MIRA
¿PODEMOS...CAZAR?
El desencanto con la política es un caldo de cultivo para los «mesías» que quieren borrar del mapa al cazador
Los nuevos tiempos políticos cambian. El desencanto en la ciudadanía se convierte en auge de nuevas modas y tendencias políticas que, de no ser por esto, no podrían ni soñar en alcanzar el protagonismo del que gozan en la actualidad. El tema de la caza no iba a ser ajeno a este frenesí innovador por parte de ciertas facciones políticas, que sin esperarlo ni merecerlo, parecen que se convierten en salvadores de la patria. ¿Qué debe esperar el colectivo de cazadores de estos nuevos «mesías»? La verdad es que poco o nada. En el mejor de los casos, que nos quedemos como estamos; pero personalmente creo que sólo nos queda rezar para que no lleguen al poder. Ello significaría la puntilla para nuestra afición.
Estas nuevas tendencias políticas de extrema izquierda se configuran en punta de lanza del ecologismo más radical, del sector que busca la desaparición de la caza, de las tesis más rancias que identifican la conservación de la naturaleza con una visión distorsionada y parcial.
¿Es eso lo que queremos los cazadores? Nosotros sabremos. Ello significaría la desaparición de una forma de vida en la que hemos sido educados, que amamos y defendemos a capa y espada frente a los que sólo ansían borrarnos del mapa. Por eso tendremos que estar más atentos que nunca, y valorar de forma muy tajante que un voto de castigo, por muy legítimo que sea, puede tener consecuencias mucho más graves de lo que hemos pensado. Están en juego no sólo multitud de puestos de trabajo, sino nuestra afición, nuestro mundo y, lo que es más grave, el legado que recibimos de nuestros mayores y que algunos pretendemos dejar a nuestros hijos.
Posiblemente la caverna mediática que acompaña a estos movimientos políticos (que deberían ser residuales) ponga el grito en el cielo en defensa del maná crematístico que ya empiezan a vislumbrar como botín de guerra. Ya no se conformarán con las subvenciones concedidas a mansalva por los mediocres políticos autonómicos con competencias en materia de caza. Querrán más. De ello depende su supervivencia política, en trincar mucho en poco tiempo.
La pena es que el daño que provocarán a la caza y a los cazadores quizás sea irremediable. Ya no se conformarán con el Proyecto Life, ni con la malvasía, ni con las zonas húmedas. Han olido la sangre y querrán más. Cada uno que obre en consecuencia…