LA CAÍDA DEL PETRÓLEO ES MUY BENEFICIOSA
EL fuerte abaratamiento del petróleo en los últimos meses supone todo un espaldarazo para la recuperación económica, sobre todo en un momento como el actual, marcado por la ralentización de Europa. El barril de crudo Brent cotizó ayer por debajo de los ochenta dólares, su nivel mínimo en cuatro años, tras bajar un 30 por ciento desde el verano. Este descenso es una gran noticia, ya que España presenta una elevada dependencia energética y, por tanto, reducirá la factura de la importación de crudo, mejorando aún más la balanza exterior, al tiempo que caen los costes de producción y aumenta la competitividad.
La única pega (y no menor) es que este descenso en los mercados internacionales no se traslada por completo, ni de forma automática ni transparente, a las gasolineras, puesto que la rebaja del combustible apenas oscila entre el 3,7 y el 5,6% en el último año, con la consiguiente y lógica indignación de los conductores. No en vano, las alzas del petróleo tardan muy poco en reflejarse en el surtidor, a diferencia de las bajadas.
Pese a ello, lo importante es que la caída de los costes energéticos ayudará a impulsar el PIB (0,4 puntos, si el precio del barril se mantiene en estos niveles) y la creación de empleo. De hecho, redundará en un mayor crecimiento mundial e incluso europeo, reforzando de paso las exportaciones españolas. Habrá que esperar a los próximos movimientos de la OPEP para saber si los productores de crudo toman o no medidas para estabilizar su precio, pero, por el momento, la estrategia de los países árabes, con Arabia Saudí a la cabeza, consiste en presionar a la baja los precios con el fin de dañar la pujante industria del «fracking» en Estados Unidos, convertida hoy en su principal competencia.
