Marina Castaño, imputada por un delito de malversación de fondos
La investigación iniciada en un juzgado de Padrón por el supuesto desvío de fondos públicos desde la Fundación Camilo José Cela a otras sociedades privadas acabó salpicando a la viuda del Nobel de Literatura, Marina Castaño, que finalmente tendrá que prestar declaración en calidad de imputada ante el juez. El caso, en manos del juzgado número 2 de esta localidad coruñesa, persigue los presuntos delitos de malversación, estafa, apropiación indebida y fraude en relación con la gestión de la fundación que lleva el nombre del escritor gallego.
La imputación de Castaño se remonta a una denuncia que el fiscal de Santiago de Compostela, Álvaro García, presentó a mediados del año 2012 y que detectaba supuestos desvíos a una empresa privada de las devoluciones del IVA de la Fundación Cela, exenta de tributaciones. Castaño –que tendrá que verse las caras con la magistrada encargada de las pesquisas el próximo 11 de diciembre– también está acusada de cargar a esta entidad gastos privados. La lista de imputados, encabezada por la viuda del Nobel, se cierra con dos investigados más: el exgerente de la Fundación Cela, Tomás Cavanna, y una tercera persona cuyo nombre no ha trascendido.
Denuncia de una vecina
El origen del caso está en la denuncia que una vecina de Iria Flavia, donde está ubicada la sede de la institución que lleva el nombre del escritor, presentó hace unos años. Según la denunciante, se estaba traspasando capital de la Fundación Cela a otras sociedades propiedad de Castaño. Además, en la querella consta que varios empleados que figuraban a todos los efectos como trabajadores de la institución creada en honor al Nobel (y que, por tanto, cobraban de ella), en realidad estaban al servicio de las actividades privadas del matrimonio. Tanto es así que, según llegó a afirmar en su día la vecina que destapó el caso, uno de estos contratados por la Fundación trabajaba en la vivienda privada que Cela y Castaño compartieron durante años en Madrid.
La Fiscalía, por su parte, argumentó que los pagos de los servicios de estos empleados con fondos provenientes de subvenciones y ayudas recibidos por la fundación «eran una práctica habitual desde hace algunos años».
La polémica gestión de la institución bautizada con el nombre del Nobel de Literatura obligó al Gobierno gallego a su rescate en 2010. Después de hacerse cargo de la custodia del legado del autor y de asumir la deuda hipotecaria para blindar los inmuebles, se llevó a cabo un cambio en el equipo directivo de la fundación. En la actualidad, es el consejero de Educación de la Xunta de Galicia el que ostenta la presidencia del Patronato de la fundación, en sustitución de la viuda del Nobel.