CRÓNICAS DE PEGOLAND
LA CACICADA DEL PEZ DE CELORIO
Un gran triunfo para la ciudad. El autoritarismo del PP se ha corregido. Gracias a la presión, la estatua se mueve dos metros
HACE apenas una semana, me desperté con un sudor frío, con un nudo en la garganta. El PP había cometido la enésima cacicada. Sin terciar palabra ni negociar con los representantes vecinales legalmente constituidos, algún oscuro concejal se había llevado el pez de Luis Celorio a la Ribera. Reconozco que en ese momento me entró una indignación tal que a punto estuve de liarla parda en el Ayuntamiento. A ver qué se han creído los fachorros éstos de Nieto. Como si la ciudad fuera suya.
Por si ustedes no lo saben, que lo dudo, Luis Celorio es diseñador, pintor y escultor. Además del logotipo del Ayuntamiento y muchas otras cosas, hizo hace años una cosa que parece un banco pero es un pez y estaba tan ricamente en el Palacio de Orive desde tiempos de Angelina Costa. Pesa como 15.000 kilos, cuenta con capacidad para 16 culos con sus respectivas personas y unas formas suaves y onduladas. Pues bien, a un fachorro municipal no se le ocurre otra cosa que llevarlo a la Ribera, donde estaba el ganso, y sin permiso. Qué perversión, qué maldad.
Como confío una barbaridad en los mecanismos de participación ciudadana, respiré aliviado cuando el consejo de distrito competente se reunió de manera urgente para debatir qué medidas adoptar ante la agresión perpetrada. La zona es utilizada por los vecinos para las actividades de relación y se le privaba de un sitio estupendo para sus iniciativas. El PP, que lleva estos tics autoritarios en las venas, tiene que sacar siempre los pies del tiesto porque no cree en los vecinos y vecinas. El comunicado con la posición del distrito era lo suficientemente contudente y, por supuesto, unánime. Qué menos.
He asistido, con simpar orgullo por esta ciudad y sus cosas, al debate abierto. Te empiezan colocando el pez de Celorio y a la próxima te privatizan Sadeco. Y la zona está caliente, a qué negarlo. La batalla de todas las córdobas se está dilucidando ahora en ese ring del Campo de la Verdad. Y a la derecha se le para en el banco pez como si fuera la Ciudad Universitaria. Con grandes voces y estruendos si hace falta. Qué disparate, cómo se le ocurre a Rafael Jaén hacer lo que ha hecho. No pasarán.
El gobierno municipal ha acabado torciendo la mano, como corresponde, tras una reunión con Miguel Ángel Torrico. Y la crisis política ha sido un triunfo para la democracia. El PP ha demostrado, otra vez, que no tiene ni media torta.
Al banco pez de Celorio le van a dar la vuelta para que mire al río y lo van a acercar dos metros a la orilla y un metro a la torre de la Calahorra. Sí. Han leído bien. Dos metros hacia la orilla y un metro hasta la Calahorra. ¿Y saben por qué? Porque aquí quien resiste, gana. Y los del PP son unos fachas y el banco pez de Celorio ahora está en el lugar correcto. El que demandan los colectivos, los ciudadanos y ciudadanas. Qué puñetas.