VIDAS EJEMPLARES

¡SON LAS IDEAS!

LUIS VENTOSO

La ley por sí sola no basta y las cesiones no funcionan, solo se ganará convenciendo a la ciudadanía

EN 1775, las trece colonias concluyeron que seguir sometidas al Reino Unido no les resultaba ni interesante ni rentable y se sublevaron. Es evidente que los rebeldes estaban incumpliendo las leyes británicas y el rey Jorge III invocó la legalidad y hasta fue a la guerra. Pero lo cierto es que al final los sediciosos crearon Estados Unidos, hoy la primera nación del mundo. Es decir: la fuerza, por mucha que sea, solo puede contener por un tiempo las ansias de independencia una vez que se tornan mayoritarias. Si se quiere que un territorio forme parte de esa comunión superior que es un Estado solo puede lograrse a la larga desde la persuasión, consiguiendo que los ciudadanos se sientan concernidos por unos lazos comunes y las ventajas de la pertenencia.

Al final lo que mueve el mundo son las ideas. Fíjense la que armó Marx, un judío errante con su prole a cuestas, escribiendo en soledad desde una biblioteca de Londres. Nuestras democracias no serían lo que son sin John Locke, ni el capitalismo sin Adam Smith. China perdió el tren de la historia siendo el imperio más floreciente del mundo porque un emperador del siglo XIV tuvo la (mala) idea de ordenar replegarse.

Hace tres años, al calor del descontento por la peor crisis desde 1929, Artur Mas y sus pensadores concluyeron que la fruta estaba madura para explicitar el móvil fundacional de todo nacionalismo: romper con el Estado y crear uno nuevo, lo que de paso les permitía camuflar su corrupción y mala gestión. El Gobierno separatista de Cataluña lanzó una campaña de propaganda implacable y bien pensada, que no ha sido contestada con eficacia por el nacionalismo democrático español. En dos años largos, el independentismo, una opción excéntrica hasta ayer, parece haber convencido al 40% de la población.

Soy uno de los muchos españoles decepcionados por la dejación de funciones de la Justicia ante el hecho sedicioso del domingo. Pero el asunto de fondo no está ahí. Está en que en Cataluña se dirime una batalla ideológica donde solo retumban los argumentos de una parte. No se puede ganar un partido cediendo toda la cancha. A CiU y ERC ya solo les sirve la independencia. Lo han repetido hasta el hartazgo. En el futuro, se estudiará cómo un candoroso ejemplo de estupidez la oferta federal y de diálogo de la izquierda política y mediática al separatismo catalán. Nada más ilógico que pretender hacer frente al independentismo ofreciéndole desguazar más el Estado, pues nada perdura gracias a hacerse más débil.

Con la escuela y los medios tomados por el nacionalismo, ¿quién está contando a los catalanes que España es una idea valiosa, más moderna y sana que el rechazo egoísta al vecino? Es cierto que en la sociedad civil han surgido plataformas alentadoras, y es verdad que hay instituciones estables en la zozobra, como la Corona o este mismo periódico. ¿Pero están defendiendo a su país en una hora dramática los intelectuales y artistas españoles? Para nada. El único de la primera línea que da la batalla ideológica es un peruano, Vargas Llosa, que tal vez por ser un triunfador universal habla sin miedo ni complejo. ¿Cómo puede ganar la lid de las ideas un Gobierno de talante funcionarial, sin Ministerio de Cultura, alérgico a la política honda y a cultivar la emoción, que es una parte fundamental de la vida? ¿Cómo puede comunicarse una idea positiva de España cuando en la era de la televisión se deja que se hunda la cadena estatal, un vehículo clave para mantener la casa común? ¿Dónde está la voz de los ex presidentes de España, tan enfrascados en sus negocios? Convencer sin hablar es imposible.

¡SON LAS IDEAS!

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