Suspense hasta el final
El Mundial de Fórmula 1 ha desembocado donde quería Bernie Ecclestone, el hombre que susurraba a su majestad el dólar. La última carrera medirá a los dos mejores pilotos del año (Hamilton y Rosberg), unidos por el coche mágico (Mercedes), en el circuito de las mil y una noches (Abu Dabi) y en una carrera que valdrá doble en la puntuación. Suspense hasta el final y audiencias siderales por todo el planeta, aunque en España la F1 palidece cuando Fernando Alonso no encuentra resquicio para la victoria. En el melancólico Interlagos de Sao Paulo ganó Nico Rosberg con Hamilton, segundo, soplándole la oreja. Alonso fue sexto, de nuevo en tierra de nadie.
Nico Rosberg le exige un esfuerzo más a Hamilton. El último. El alemán ganó en Brasil, su quinto triunfo del curso, pero tal vez eso no sea suficiente. El inglés será campeón (ya lo fue en 2008) si acaba segundo en Abu Dabi, última prueba del Mundial 2014. Tiene 17 puntos de ventaja.
Alonso, sexto
En la salida Massa no atacó a Hamilton y éste no atentó contra Rosberg. Muy a su pesar porque su carácter dicta lo contrario, el inglés de Mercedes tuvo que competir con un ojo en el asfalto y otra en la calculadora que, sin duda, utilizó en Interlagos durante las primeras vueltas. Rosberg se escapó, aunque con su compañero vigilando a corta distancia.
A Hamilton nunca le gustó especular y en el ecuador de la carrera, se marcó un par de vueltas rápidas arriesgando como es debido. En una de ellas hizo un trompo –se salió muy largo y tuvo suerte porque no había muro contra el que chocar– y puso en peligro el título mundial.
Ese incidente pareció descartar a Hamilton de la pelea por la victoria parcial en Brasil. Pero lejos de eso, el inglés se lo tomó con rabia y apretó más a Rosberg. Remontó siete segundos en 25 vueltas y después de la segunda parada, la carrera estaba donde al principio. Rosberg y detrás, a menos de un segundo, Hamilton.
Algún sensor se activó en la mente de Hamilton porque en las últimas vueltas se limitó a poner nervioso al alemán. No le cruzó el coche ni intentó adelantarlo. Esperó el error de Rosberg, que no llegó, y la cosa quedó como estaba. Primero y segundo.
Fernando Alonso se tomó desquite frente a su compañero Raikkonen, al que rebasó en los últimos giros en un duelo directo en la pista para sellar el sexto puesto.